Barcelona
Sonia Cervantes: «De padres inmaduros, hijos inmaduros»
Profesión: psicóloga, sexóloga, terapeuta de adolescentes.. Nació: en 1974, en Barcelona.. Por qué está aquí: por su libro «Vivir con un adolescente» (Oniro).
–«Vivir con un adolescente». ¿Un infierno?
–A veces, sí. Con este libro pretendo que sea más una aventura.
–Subtítulo: «Entenderte con tu hijo es posible». ¿Cuándo es imposible?
–Cuando no hay comunicación, no hay afecto y no se establecen límites. Cuando se es especialmente sobreprotector o excesivamente autoritario.
–Parece que hay muchos padres pasotas...
–Abundan. Son los que consideran que la educación es cosa del colegio o que ya se arreglará todo cuando el adolescente crezca.
–¿Y qué pasa en tiempos de crisis con los llamados hijos del bienestar?
–Son príncipes que lo han tenido todo y cuando las cosas van mal en casa, se enfadan y embisten. Se comportan como tiranos.
–Dice que hace falta tiempo, paciencia y afecto. ¿Algo más?
–Sentido común, que no se suele aplicar cuando los padres se dejan llevar por las emociones: enfado, miedo o pena.
–Parece que el adolescente de hoy es muy distinto al de ayer, ¿no?
–No crea. Sócrates dijo hace más de 2.000 años: «Los jóvenes de hoy aman el lujo, tienen manías y desprecian la autoridad. Responden a sus padres, cruzan las piernas y tiranizan a sus maestros».
–¿Los de hoy prefieren ser corruptos o estrellas de la tele?
–Sienten una gran atracción por el dinero fácil y la fama. Lo han aprendido de sus mayores.
–La Generación Peter Pan. Malos educadores, ¿no?
–De padres inmaduros, hijos inmaduros.
–¿Se educa mal por evitar discusiones, guerras, escenas violentas?
–Sí, por comodidad. Esto es muy peligroso. La comodidad, la dejación de autoridad, el «que haga lo que quiera», nos llevará más tarde a las lágrimas.
–El chico se encierra en su cuarto con el ordenador y no sale...
–No debe tener ordenador en su cuarto, sino en un espacio común. Y hay que supervisarle. El problema está en que saben más de informática que tú.
–Abre la puerta de su habitación y sorprende al chaval en prácticas de onanismo, ¿qué hace?
–Primero: disculparme por no haber llamado a la puerta. Segundo: no echarle un sermón.
–Tercero, pasarle unos «kleenex»...
✕
Accede a tu cuenta para comentar