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Un exorcismo para las habitaciones de Diana de Gales
La publicación de los diarios íntimos de Kenneth Rose, biógrafo de la familia real, ha desenterrado los secretos que los Windsor guardaban bajo las alfombras
La publicación de los diarios íntimos de Kenneth Rose, biógrafo de la familia real, ha desenterrado los secretos que los Windsor guardaban bajo las alfombras
Pocas familias despiertan más interés que la Casa de Windsor. A diario, entre los titulares de la prensa británica es fácil encontrar alguna mención a Isabel II, Harry, Meghan Markle, Guillermo o Kate Middleton. Si bien es verdad que el día a día de los huéspedes del Palacio de Buckingham se sigue con lupa en el Reino Unido, aún despierta más curiosidad su pasado. Y por eso la publicación de los diarios íntimos de Kenneth Rose, escritor británico y biógrafo de la familia real, ha generado un auténtico revuelo. A pesar de que Rose era íntimo de los Windor y por eso se llevó los mayores secretos a la tumba, la realidad ha acabado saliendo a la luz. Una de las anécdotas que más ha llamado la atención tiene que ver con Diana de Gales. Según cuenta, la doncella personal de la Reina Madre le reveló que algunos empleados de Sandrigham no querían trabajar en una de las habitaciones del palacio porque, a su parecer, estaba embrujada por el espíritu de la duquesa de Cornualles. Para atajar la situación, llamaron a un párroco local para que “limpiase” la estancia.
En relación a Lady Di, ahora sabemos que su familia no vio con buenos ojos el monumento que estaban planeando para la princesa en Kensington (Londres). “Por supuesto que no lo queremos. Después de todo, ella vivía en la parte trasera de la casa, no en el frente”, según palabras de la princesa Margarita en junio de 1998.También se hace eco de lo que pensaban los familiares de Diana sobre su relación con el Príncipe Carlos, unas impresiones que coinciden con el sentir general de los británicos en la época: no eran una pareja que se viera enamorada. De hecho, dormían en habitaciones separadas antes de la separación.
Para la que no tiene muchas palabras amables es para la reina Isabel II, a quien acusa de ser una persona “hierática y fría”. De acuerdo a sus propias notas personales, si bien su relación con los ministros, embajadores y representantes de la Commonwealh es (o era) impecable, su actitud con los miembros de su familia es bien distinta.
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