Estados Unidos

Guadalupe Plata, maldito blues

«Somos Guadalupe Plata y nos gusta la Semana Santa», dicen
«Somos Guadalupe Plata y nos gusta la Semana Santa», dicenlarazon

Guadalupe Plata no hacen prisioneros. Son tan auténticos que no ponen estribillo en una canción porque alguien diga (¿quién lo dice?) que tiene que haber uno. Al diablo los estribillos, al diablo los discos grabados por pistas en estudios esterilizados, al diablo las ecualizaciones. Este trío hace discos de blues que algunos han definido como si los Doors de «L.A. Woman» se cruzasen con Pérez Prado, surgidas de un lugar polvoriento como un cortijo de su Úbeda natal, pero que también podría ser un rancho en El Paso en la frontera mexicano-estadounidense. Hacen canciones desde las tripas y a veces suenan como la encarnación del maligno, pero ahora veremos que quizá no sea para tanto.

La conversación con Carlos Jimena, batería del trío, comienza precisamente sobre el blues. «Hay un tipo de blues al que estamos acostumbrados en España que es un estilo basado en punteos de guitarra de un señor, solos interminables, y que tiende al lucimiento del que toca. A mí hay ejemplos del blues de Chicago que me gustan, pero nosotros no hacemos eso, estamos más cerca del tipo que se hace en el Delta (del Mississippi), que se puede decir que es otro palo, como si habláramos del flamenco, en el que se expresan más sentimientos y energías que salen de las tripas. Tal y como se sienten, se tocan», asegura Jimena, alto, con barba espesa y zapatos de punta. Ellos aprendieron el blues en las distantes y magnéticas tierras del sur de España. ¿Hay una correlación entre la jondura nuestro sur y la de las versiones más pantanosas del blues americano del sur? «Sin duda. Absolutamente. Hay formas de hacer música en cualquier estilo que sabes que son buenas, porque te llegan. Aunque no sea el tipo que te gusta. Lo respetas porque hay algo ahí, una puesta de sentimientos encima de la mesa que se puede percibir, un misterio. Y que ocurre en el flamenco, el blues, el rock o en cualquier estilo», apunta.

También existe el hechizo de la tierra. «Cuando intentas ser un artista de lo que sea, no puedes obviar lo que eres por intentar ser otra persona. Hay grupos que dicen: ''vamos a tocar como AC/DC'', y eso, para nosotros, tiene menos valor. Tocamos lo que nos gusta pero sin desechar las tradiciones de nuestra impronta y nuestra cultura. Hacemos blues del Delta pero hay elementos innatos que están ahí. La Semana Santa, por ejemplo. Yo no soy fervoroso creyente, pero es que cuando eres pequeño y sales por Úbeda te impacta tantísimo ver a los penitentes y los tronos y todo eso... y es, además, el primer contacto que yo haya tenido con la música en directo. Oyes a las bandas de Semana Santa a dos manzanas de distancia y de chico se te quea grabado. No vas a renegar de eso por querer gustarle más a otro o ser de otra persona. Somos Guadalupe Plata y nos gusta la Semana Santa», explica Jimena en una declaración de intenciones de victoria por K.O., que acompaña enseñando una estampita de la Virgen bastante ajada que guarda en la cartera, con el objetivo de explicar el significado del nombre del grupo. La virgen de Guadalupe, la de Úbeda, está rodeada de unas potencias de plata. En la camiseta de Jimena, en cambio, hay una sonriente calavera. Que nadie se engañe, el sonido de los dos álbumes homónimos de Guadalupe Plata están muy lejos de lo celestial, más bien codo con codo con el ángel caído. «Llevamos esa iconografía, es verdad, pero no somos de poner velas negras al maligno. Nos comprendemos de esa manera, pero a lo mejor es porque los tres del grupo somos géminis o por cualquier otra cosa. Antes de tocar entramos en conexión, en algún tipo de trance. Y sabes cuando tu compañero está enfadado o busca un sonido más ''podrío''. Pero nosotros en los conciertos ni hablamos al público ni damos las gracias. Lo comprendemos como una ceremonia», explica. Tanto, que ni siquiera llevan el orden de las canciones. Guadalupe Plata han hecho varias giras por Estados Unidos, ha actuado en los mejores festivales (FIB, Primavera Sound) y si quieren saber a qué suena una romería en el Mississipi, hoy actúan en la Sala Joy Eslava de Madrid.