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«Dispararon a tres hombres y los quemaron vivos»
SERMIN (SIRIA)- «¡Haz una fotografía!», insiste un hombre en la calle, como si la imagen pudiera plasmar el sufrimiento, la impotencia y el resentimiento de los vecinos de la ciudad de Sermin.
Los tanques y las fuerzas de Bachar al Asad se retiraron la noche del viernes de esta localidad, sitiada durante dos días. Los combates duraron pocas horas, los soldados del Ejército Libre no pudieron presentar batalla contra las tropas del régimen y cuando se vieron «desbordados» decidieron marcharse. «Entonces fue cuando las tropas de asalto tomaron el pueblo con 2.000 soldados y empezaron con las ejecuciones sumarias, los arrestos y las palizas», explica Abu Omar antes de detallar que «unos soldados dispararon a tres hombres y después los quemaron vivos».
El olor a pólvora, a plástico y a goma quemada se respiraba en el ambiente. Decenas de viviendas destruidas, comercios arruinados, edificios oficiales desmantelados, enormes boquetes en las calles y en los muros de las paredes y dos mezquitas del siglo XVII destrozadas. Ésta era la imagen desoladora que mostraba ayer Sermin, después del violento asalto. La artillería del régimen castigó sobre todo al centro de la ciudad, donde se encuentra la mayoría de los comercios. Para poder cruzar la calle Al Suq (el zoco) había que ir caminando entre escombros, trozos de pared arrancados y persianas metálicas desparramadas.
Todo el mundo quería relatar sus desgracias, la gente nos asaltaba en las calles para enseñarnos disparos en las paredes, agujeros en las ventanas, almacenes quemados, sacos de cereales desparramados y numerosos víveres echados a perder.
«¿Has visto alguna vez en tu vida un ejército tan cruel?», nos pregunta una anciana con la cabeza cubierta con un pañuelo negro, que entreabrió la puerta de su casa para mostrarnos el patio con montones de escombros.
Nos adentramos por un callejón. En las paredes con cientos de agujeros de balas se puede intuir la dureza de los combates. Varias viviendas aledañas están quemadas. «Vinieron diez shabiha (matones del régimen) montados en motocicleta, con bidones de gasolina, e incendiaron las casas», relata un niño del barrio.
Los vecinos de Sermin enterraron el sábado a sus muertos. Un total de 13 civiles, entre ellos un menor y cuatro soldados del Ejército Libre de Siria murieron en el duro ataque. En la ciudad sólo queda un tercio de la población.
El último shahid (mártir) enterrado fue Ahmed Ben Mahser Qaroush, de 13 años. Un proyectil impactó en la vivienda el jueves a las cuatro de la tarde y mató al niño en el acto. Pero hasta el viernes no pudieron enterrar al muerto por temor a ser disparados por los francotiradores apostados en los tejados de las casas. Una camioneta llevaba detrás el cuerpo sin vida del niño, acompañado por su padres, hermanos y tíos y primos. El vehículo se detuvo junto a una mezquita destruida y de él bajaron el cuerpo que yacía en una camilla, cubierto con una manta. Sólo se le veía el rosto. La metralla le había destrozado el cuerpo. Una comitiva condujo al mártir a la plaza del templo y, después de rezar por él, marcharon caminando hacia el cementerio. Gritos de sufrimiento y disparos al aire, de rabia y dolor, marcaban el paso del cortejo fúnebre hasta el campo santo.
Aunque en el islam está prohibido que los hombres lloren por sus muertos en público, uno de los tíos de Qaroush no pudo disimular su tristeza y rompió en llanto. Un imam ofreció una plegaria mientras cubrían de tierra el cuerpo de la víctima. Las mujeres y los niños pequeños estaban apartados, sentados detrás del grupo que rodeaba la tumba. La madre de Qaroush no podía casi hablar, se deshizo en lágrimas.
Dos horas más tarde, cuando ya habíamos salido de la ciudad, Sermín volvió a ser bombardeada por el régimen.
Un domingo con sesenta muertos
Al menos sesenta personas murieron ayer en Siria en una nueva jornada de violencia durante la cual el Ejército leal al presidente Bachar al Asad bombardeó localidades del bastión opositor de Homs (centro) y otras zonas del país, según denunciaron activistas. La red de los opositores Comités de Coordinación Local señaló en un comunicado que las tropas del régimen atacaron con artillería las poblaciones de Haula y Rastan, en la provincia de Homs, y que causaron un número indeterminado de heridos. Al menos sesenta personas fallecieron ayer en el país, de ellas dieciséis en Homs, catorce en Hama (centro), diez en los alrededores de Damasco (incluidos cinco miembros del rebelde Ejército Libre Sirio), diez en Idleb, cinco en Deraa (sur) y cinco en Alepo (norte), según los Comités. Once de las muertes de la ciudad de Hama se produjeron durante una operación militar contra el pueblo de Maurak, donde el Ejército ocultó la mayoría de los cadáveres.
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