Félix y Óscar vuelven a la carga

Hay obras, como «La extraña pareja», que necesitan pocas presentaciones. Quien más y quien menos la ha visto alguna vez en alguna de las múltiples revisiones teatrales que se han hecho; por Madrid han pasado unas cuantas, la última con Joaquín Kremel hace dos años. Y si no, siempre cabe acudir a la memoria cinematográfica: al menos dos generaciones rieron con uno de los filmes que hizo famosos a la pareja artística «de hecho» formada por Jack Lemmon y Walter Matthau. ¿Qué tiene la comedia de Neil Simon para haberse convertido en buque insignia de su creación teatral y su gran éxito internacional? Para empezar, su talento sencillo pero efectivo para la arquitectura teatral, con situaciones y diálogos que por momentos no dejan tomar aire. Pero además, en el caso de esta historia de divorciados condenados a compartir piso, un choque brutal de caracteres.

Fiel al original
A estas alturas, poco podría sorprende runa nueva versión. Por eso, llama la atención la apuesta del montaje que llega a Madrid dirigido por Juan José Afonso y con versión del cómico Agustín Jiménez. «Lo que tiene de diferente es que intenta ser muy fiel a lo que hizo Neil Simon. Tratamos de hacer la obra lo más parecida posible a lo que el autor quiso plasmar. Los decorados de esta versión mantienen la estética de los años 70, nosotros llevamos el look de aquellos años...
intentamos que esté todo muy cuidado», explica uno de sus protagonistas, el televisivo Raúl Cimas. Si el nombre los deja levemente despistados, piensen en «Muchachada nui», miren la foto y ya lo tendrán claro. Él será Oscar Madison. O sea, el compañero de piso vividor, desastroso y con poco interés en la limpieza. Lo sufre, y no en silencio, Félix Ungar, amigo hasta el momento en que se le acopla en el piso Oscar, aquí con el rostro de Juanjo Cucalón. Aunque Cimas rechaza la idea de que convivir con el personaje de Madison sea complejo: «Es difícil, pero a la vez estoy acostumbrado. Creo que le entiendo muy bien: me parezco mucho a él; es un personaje en el que me veo reflejado», dice con una pequeña risa. Y añade, como defensa de su papel: «Yo invitaría a que hubiera un cierto debate sobre qué es y qué no es tener defectos: yo no lo veo tan claro cuando hablamos de ser desorganizado o despistado. En muchos casos es una virtud. A mí me cae bien la gente despistada».

Humorista antes que actor desde la serie de culto de «La hora chanante», más tarde «Muchachada nui», y varios nombres sucesivos más –cosas del cambio de una cadena a otra–, Cimas se distancia de esa faceta aquí y niega que vaya a marcar su actuación: «Vengo como actor y voy a intentar hacerlo como me diga el director. Además, aquí no tendría sentido». Y explica que fue algo que le llegó y se lanzó: «Era un reto; estaban en mí las ganas de decir que sí y de medirme a a mí mismo como actor en estos momentos, de juntarme con otra gente y tener otros puntos de vista».

Un clásico de Lemmon y Matthau
Aunque la obra de teatro, «The Odd Couple», tuvo éxito en Broadway en 1965, como suele ocurrir el cine convirtió a la obra de Simon en un clásico. El filme de Gene Saks de 1968, con Jack Lemmon y Walter Matthau, tuvo tal éxito que propició varias continuaciones y copias. «La he visto muchas veces y me encanta. Los dos actores me parecen dos de los grandes», cuenta Cimas.