Deportes
Puros e impuros
La «Operación Galgo» no ha tocado fondo. Se está llamando a atletas que no están imputados. De ellos se sospecha que han podido ser consumidores. La justicia tiene que delimitar quiénes han participado en la distribución y la inducción al consumo, lo que determina muy concretamente el Código Penal, y quiénes han sido sólo afectos al dopaje, cuya sanción sería administrativa. Pasado el tiempo, y cuando los llamados a consulta no han sido hallados positivos en ningún control, la sanción deportiva es hasta discutible. Ahora, el atletismo se divide entre los puros y los impuros. De algunos de quienes se han posicionado en el primer grupo también sería dolorosa alguna sorpresa. Lo importante de la firma de quienes se declaran partidarios del deporte sin ayudas farmacológicas es la declaración de buenas intenciones de tantos deportistas. Se han comprometido con vistas al futuro. Son la esperanza. Son la simiente del futuro limpio.El caso del dopaje ha servido para que la jornada liguera haya quedado casi marginada. Hasta en televisión, el Madrid ha sido noticia casi de relleno. Casi ha pasado inadvertido el hecho de que el Barça haya logrado un extraordinario contrato para lucir publicidad en las camisetas. Lo de Unicef tenía contrapartida: acostumbrarse al hecho aunque fuera benéfico. También hizo de tripas corazón el Athletic Club. La necesidad obliga. Ya no hay camisetas inmaculadas. En el Bernabéu hubo bronca a Luis de Carlos cuando comenzaron a lucir las tres bandas. Hoy, pecata minuta.
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