Cataluña

Tiempo peligroso

La Razón
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Tiempo peligroso para España. Peligroso, por supuesto, para la economía. Y para muchas cosas más. Y enervante, porque tras tanto aplazamiento, seguimos añorando el cambio, que debería haber llegado ya. Estamos atados, entre tanto, esperando. En el tema de la economía, en el de la ETA, en tantos más. Algo diré, al final, del de la Educación, que me es próximo.

No entendemos, muchos, tanta alegría, tanta prisa por el nuevo anuncio de ETA. Siempre es grato escuchar que dejan las armas, pero, palabra más o menos, ya lo anunciaron en enero. La causa es su derrota, claro. Bien, es normal, pero ¿por qué no entregan unas armas que nunca debieron tomar y, en vez de eso, hablan de negociar? Ahora les estorban, ni los suyos las quieren, han fracasado. Y repiten una mascarada que quiso ser amenazante y ahora ha pasado a ser grotesca.

Y no hay, ni puede haber, otra contestación que el silencio. O la negativa. Es claro que, como ha dicho Rajoy, no hay nada que negociar con ETA. ¿Concesiones políticas? Bastantes ha hecho ya el Tribunal Constitucional, igual que en Cataluña antes. Otras se las han hecho jueces amigos en varias ocasiones, en connivencia o no con el Gobierno. De concesiones estamos ya cansados. Gestos humanitarios podría haber, cuando sea oportuno, si lo es alguna vez. En fin, yo no soy quien para darle consejos a nadie. Pero si, improbablemente, me pidiera uno Rajoy, yo le diría: póngase tapones en los oídos y siga adelante.

Negociaciones a cara descubierta o, como últimamente, a cencerros tapados, desde luego que no. Hay tiempos y ahora ha llegado el del ya no. Deberían comprenderlo tantos aficionados como hay a ese deporte insano, estamos cansados de tanto ver su juego. Claro que a ellos les toca a veces, a nosotros no. Y, por favor, que tampoco veamos diputados de ETA o afines en las mismísimas Cortes españolas. Tras desaparecer (aún no) las pistolas, palabras que son como pistolas deben desaparecer también. Y dejen tranquila la Ley de Partidos y las ilegalizaciones, no griten tanto tantos. Un gran «no» es preciso.

España necesita tranquilidad y reposo. Hay que controlar las autonomías y el Gobierno para ver si se logra que ellos mismos se controlen. Menos gasto, menos funciones dobles, podría dar ejemplos infinitos. Yo me he negado a ir a los jurados del Ministerio de Cultura, duplicados o triplicados o más por los de las autonomías, ¡que encima envían delegados a los jurados de los premios de Madrid a ver si se los quedan. Ha pasado, soy testigo. Demasiados premios, muchos politizados o personalizados, demasiado camelo. Claro que los jurados son a veces los premiados, salen en todos los medios.

Algunas de esas funciones son a veces, lo dice la Constitución, cosa del Gobierno. ¿Por qué no barren de una vez, por ejemplo, las Embajadas autonómicas? Son un verdadero invento sin precedentes.Y menos estatutos y demás que al final lo que buscan es fragmentar a España y quedarse con lo que pueden ... y a veces no les cabe.

Más rigor. ¿Ustedes saben que hoy puede alguien hacerse catedrático de Universidad sin ni pasar por un tribunal? Basta presentar unos papeles en la ventanilla. Jueces anónimos deciden, todo suele estar ya programado. Y para entrar en el profesorado de Secundaria, corren propuestas para burlar las oposiciones serias con ayuda de cursillos y diversos camelos. Y burlar, sobre todo, los prácticos, que son los que más duelen. Al ignorante, claro.

La Educación es un tema entre muchos, pero es el que me cae más cerca. La Sociedad Española de Estudios Clásicos ha aprobado un escrito para los partidos y el público en general pidiendo una reforma de verdad. Sí, ha aumentado el número de estudiantes, pero ha bajado la calidad; y a pesar de todo o por ello ha seguido creciendo el fracaso escolar. Hacen falta pocas asignaturas y serias, menos asignaturas-florero, menos opcionales, más años de Bachillerato, más rigor. Menos enseñanza lúdica y demás. Han desmantelado un sistema que funcionaba. Yo, que he sido estudiante y catedrático en la Enseñanza Pública, que en general era excelente, oigo quejas de que sufre persecución. No lo creo, en todo caso que la ayuden, porque la ESO y demás la han hundido y el que tiene dos euros escapa a la privada. Que la ayuden y no la sometan al tormento de asignaturas múltiples, competencias confusas, reuniones infinitas, asesores pedagógicos, etc. Y es evidente también que sucumbe ante inmigrantes que ni entienden el español, eso hay que arreglarlo de otro modo.

En la Universidad, Bolonia es otro símbolo de descenso del lugar en que estábamos.

Así, la solución del problema ETA no consiste en concesiones. Ni la del problema económico en chapuzas. Ni la de la enseñanza en rebajas. Y podría seguir, hay una cola interminable de problemas. Hace falta un poco de calma, de que no nos hostiguen tanto. Trabajo y seriedad. El progreso no es gratis. Y ahora se ve que el descenso tampoco.