La primera vez por Marina CASTAÑO

En líneas generales el sexo no es el punto de partida de una relación, sino la consolidación de la misma. Normalmente se llega a los contactos íntimos después de un tiempo de conocerse, después de varias citas, y aunque parezca una reflexión demasiado clásica, una pareja decide acostarse cuando ambos entienden que seguirán viéndose y que el vínculo puede ir solidificándose. Cuando hablamos de la primera vez que dos personas tienen un encuentro sexual nos referimos a ese momento en que se manifiesta el lado más auténtico de cada uno, ya que la excitación impide fingimientos y poses que se pueden mantener en torno a una mesa, pero no debajo de las sábanas, aunque en ese primer cuerpo a cuerpo se vaya con algo de tiento por miedo a no gustar ya que se requiere algo de tiempo para el conocimiento entre ambos, ese conocimiento mediante el cual el uno intuye el deseo del otro, sabe cómo proporcionarle el mayor placer, con qué caricias activar sus terminaciones nerviosas más sensibles y, sobre todo, dónde están esos puntos exquisitos. Por eso se puede afirmar sin temor a equivocaciones que dentro de una relación hay varias primeras veces, muy difícilmente es perfecto ese emocionante, ese más que excitante primer momento, que también tiene su encanto, por qué no decirlo, pero esa compenetración perfecta que viene dada por el tiempo y por el contacto no se da porque sí. Luego están quienes en la primera cita se van a la cama, porque sucede de repente, sin que haya nada previsto. Es una opción diferente y que puede mandar al traste algo que pudiera haber fructificado. O no. ¿Quién lo sabe?