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Advierten de que la crisis marfileña puede degenerar en una lucha interétnica

La grave crisis política y de violencia en Costa de Marfil que ha causado en torno a un millón de desplazados y refugiados corre el peligro de degenerar en una lucha interétnica, advirtió hoy el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), Antonio Guterres.

"El conflicto genera nuevas tensiones étnicas en Abiyán y en el oeste"del país, señaló Guterres en una conferencia de prensa, recién regresado de un viaje por la región. El responsable de ACNUR dijo que los marfileños de la etnia yakuba se identifican sobre todo con el presidente electo, Alassane Ouattara, mientras que la etnia guere es partidaria del mandatario saliente, Laurent Gbagbo, lo que exacerba las tensiones.


Los duros combates entre las fuerzas de Ouattara y Gbabgo -quien se niega a abandonar el poder a pesar de haber perdido las elecciones el pasado noviembre- son la causa principal de la grave crisis humana que sufren los civiles en Costa de Marfil. Guterres describió una situación dramática en la capital financiera del país, Abiyán, donde en los últimos dos días las fuerzas de Ouattara han lanzado una fuerte ofensiva para tratar de desalojar a Gbagbo del poder.


"En nuestra sede en Abiyán, nuestro equipo está bloqueado sin poder salir, junto con gente que se ha refugiado allí", dijo Guterres, quien reconoció que debido a la fiereza de los combates es cada vez más difícil ofrecer asistencia a los civiles. El alto comisionado narró que ayer una bala perdida alcanzó a una chica joven en la oficina de ACNUR y que, ante la imposibilidad de trasladarla a un hospital, hubo que extraerle el proyectil allí mismo, "a pesar de que nuestra sede no es un hospital, y no reúne las condiciones".


Guterres señaló que debido al conflicto es difícil conocer exactamente el número de desplazados internos que ha habido desde noviembre, pero dijo que manejan la cifra cercana a un millón.
A ellos se suman centenares de miles de refugiados que salieron a países vecinos, entre ellos 125.000 registrados en Liberia, y otros miles en Ghana, Togo y Guinea.