París
«Bodas de oro» sin acuerdo
Merkel y Hollande celebran la reconciliación de sus países tras la II Guerra Mundial apelando a la unidad europea. Sin embargo, no fijan criterios sobre la unión bancaria
PARÍS- Francia y Alemania celebraron ayer las «bodas de oro» de su reconciliación tras la II Guerra Mundial y la barbarie nazi aunque entre François Hollande y Angela Merkel la luna de miel aún tendrá que esperar. El histórico aniversario obligó a ambos dirigentes a exaltar una amistad franco-alemana que el general De Gaulle sellaba hace medio siglo en el castillo alemán de Ludwigsburg, el mismo lugar en que el presidente francés y la canciller germana rindieron homenaje a sus predecesores. Cumpliendo con la tradición con manifiesta cordialidad pero sin real complicidad, conscientes de la necesidad de redefinir las relaciones entre dos países y dos mandatarios condenados a entenderse pese a sus múltiples divergencias. Desde su reciente llegada al poder, el socialista galo ha marcado distancias con su socio alemán con quien es necesaria, admite, una relación fuerte «pero no exclusiva». «Formamos el corazón de Europa. No tenemos intención de decidir por los demás países pero debemos, si ellos aceptan, arrastrarles», dijo François Hollande durante un discurso en el que comparó el dúo franco-alemán «a una pareja de cierta edad, unida desde hace tiempo y que a veces pierde sus referencias». Por ello, el presidente galo, que estimó la amistad entre ambos países de «preciosa, fructífera y audaz», también alentó a «encender cada día la llama» en lugar de conformarse con mantenerla. Una manera de significar que las relaciones entre París y Berlín, entre el paladín de las políticas de crecimiento y la gendarme de la ortodoxia presupuestaria, fluyen con menos naturalidad y requieren de más esfuerzo mutuo. Ante un auditorio de políticos, ciudadanos y grupos de jóvenes franceses y alemanes exhortaron a las nuevas generaciones a ser «audaces» para sacar a Europa de la crisis de la misma manera que el continente europeo se repuso tras la guerra. «Nosotros los europeos estamos unidos para nuestra felicidad», repitió en dos ocasiones Angela Merkel mientras Hollande advertía de los riesgos del «escepticismo, el egoísmo y el populismo» en un momento en el que a su juicio Europa debe hacer frente a una «crisis moral». «La respuesta a la crisis tiene un solo nombre: Europa; Europa vencerá a la crisis», sentenció el jefe del Estado francés. Sin embargo, entre ambos difieren en las formas de cómo hacer «más Europa». Ayer, sin ir más lejos, evidenciaron sus distancias respecto a la unión bancaria y la puesta en marcha de un supervisor en la eurozona. Para Hollande, partidario de que BCE vigile a las seis mil entidades de la zona euro, «cuanto antes sea, mejor», dijo, mientras Merkel, que prefiere que se circunscriba a los grandes bancos, abogó por una supervisión «de calidad» que llevará «el tiempo que haga falta».Tanto sobre este asunto como sobre la crisis de deuda, el presidente francés confía en que el Consejo europeo del 18 y 19 de octubre próximos alumbre «decisiones» que devuelvan la confianza al entorno de la moneda única.
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