Sevilla
El PSOE prepara la revancha de Sevilla
Los críticos piden cambios y aguardan a que pase el 25-N para «asaltar el castillo»
MADRID- Hoy se cumplen 30 años de la arrolladora victoria del PSOE aquél 28 de octubre de 1982. Y, aquellos, los de entonces, ya no son los mismos, ni parecidos. De la euforia a la depresión; del arrollador triunfo a la irrelavancia política... Momento, sin duda, para reflexionar sobre lo que fueron y signficaron aquellos años, pero sobre todo para saber lo que le depara el futuro a este partido centenario que atraviesa hoy una de las crisis de identidad más profundas de su reciente historia. La estrepitosa derrota en noviembre de 2011 dejó a los socialistas en la invisibilidad; el Congreso Federal que eligió a Alfredo Pérez Rubalcaba secretario general hace nueve meses sólo cerró en falso las heridas abiertas por las cuitas orgánicas de unas primarias nunca celebradas ... y, ahora, los resultados de Galicia y País Vasco abren de nuevo en canal a un PSOE en el que algunos se preparan ya para la revancha y otros pretenden afrontar el complicado reto de reinventar ideológicamente al partido.
Y en estas andaban de un lado «el aparato» de Ferraz y de otro el sector crítico -aglutinado en torno a Carme Chacón- cuando el mismísimo presidente del PSOE, el andaluz José Antonio Griñán, ha convulsionado a unos y a otros al no descartarse para el relevo. El tsunami que azota a los socialistas empieza a provocar fisuras incluso entre la compacta dirección federal de Rubalcaba, donde empiezan a escucharse algunas voces a favor del repliegue. El propio secretario general ha reflexionado en alto esta semana sobre su idoneidad para volver a ser candidato a las generales. De momento, está dispuesto a pilotar la revolución ideológica que precisa el partido y, luego, tras las elecciones europeas de 2014, buscar un sucesor de su agrado.
Su calendario no coincide con el que persiguen los críticos que piden un adelanto de las primarias a 2013, inmediatamente después de la Conferencia Política que se celebrará en torno a la próxima primavera. Lo que está claro es que quienes piden cambios rápidos han decidido posponer cualquier movimiento hasta el 25-N, fecha de las elecciones catalanas, cuyo resultado promete un nuevo y sonoro descalabro para el socialismo.
La dirección federal acusa a los críticos de sembrar el caos, hacer ruido y abonar el terreno para la confrontación orgánica después de las catalanas. Lo verbalizan del siguiente modo: «Nosotros vamos a llenar de contenido las siglas; ellos sólo buscan ocupar el castillo». Y en medio de unos y otros hay quienes no están ni por revanchas ni por venganzas, sino por ganar el futuro: «Tenemos que dejar de ser la crónica de las malas noticias; llenar de contenido la Conferencia Política e inmediatamente después convocar primarias para elegir candidato». Todo en el PSOE, fondo y forma, está por reconstruir. Los socialistas han vuelto a la casilla de salida y hasta que no sean capaces de identificar sus verdaderos problemas, cuya solución no está ni en el federalismo ni en un nuevo liderazgo, los españoles seguirán sin verles ni escucharles.
Objetivo: cercar a Griñán
Si hay algo que denota la convulsa situación que atraviesa el PSOE es la relación entre el secretario general y el presidente. Desde el 21-O ni se han visto ni han hablado por teléfono. Ambos estarán mañana en la Ejecutiva que analizará los resultados electorales. En Ferraz acusan a Griñán de «desleal» y de sembrar la «división interna». Nadie, dicen, hubiera imaginado semejante actitud en Chaves con Zapatero o en Rubial con González. El «aparato» ha tocado a rebato para cercar al andaluz. La cita, promete.
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