Bruselas

El esperpento

La Razón
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Cualquiera es o puede ser realmente cualquiera y, a veces, sin siquiera proponérselo. Consiste en no respetar las normas de juego, en faltar al respeto como modo de convivencia, en practicar la tierra quemada para que se acuerden de uno cuando es incapaz de plantar un albaricoquero. Es el ninguneo de la nada, la caricatura de uno mismo, el absurdo esperpento de Valle-Inclán que destaca lo grotesco sobre cualquier otra mala traza. Ese es el resultado de la política agraria del anterior Gobierno en la UE, al cerrar ante Bruselas el acuerdo agrícola con Marruecos que ayer se aprobaba con 398 votos a favor, frente a los 225 que lo rechazaron. No se puede hablar de una Eurocámara partida en dos ante un acuerdo que nos perjudica notablemente, que arrastrará al paro a miles de productores y supondrá la pérdida multimillonaria de ingresos del campo español, porque la ruina fue consentida en el lustro que precedió a la votación del acuerdo de ayer en esos años en los que Zapatero sólo sabía decir «yes» a cualquier consulta que le formularan sus homólogos. Ahora nos queda vigilar el cumplimiento de lo acordado, el control fitosanitario de los productos para evitar nuevos «e-coli», pelear la introducción de cláusulas de revisión del acuerdo en la PAC y, en caso extremo, recurrir a su incumplimiento, porque nuestros socios son los ingleses, franceses, holandeses, belgas y alemanes, no los marroquíes. Es lo que hacen los franceses, por ejemplo, cuando quieren impedir el tránsito de mercancías españolas por su territorio. El acuerdo con Marruecos tampoco se compensa con una apertura de los caladores a nuestro sector pesquero y no puede ser que se nos trate como a cualquiera cuando cumplimos escrupulosamente.