Tres años sin embarazos

Un sólo pinchazo y tres años sin posibilidad de quedar embarazada. Pocos son los métodos anticonceptivos que alcanzan la efectividad y la comodidad de este nuevo dispositivo. «El DIU también es cómodo pero no tiene tanta eficacia; éste alcanza el 99 por ciento», explica Iñaki Lete Lasa, jefe del Servicio de Ginecología del Hospital Santiago Apóstol de Vitoria.
Entre las bondades que destaca el experto se encuentra la ausencia de estrógenos; «libera una dosis de gestános, en concreto el etonogestrel –68 mg–, a lo largo de tres años que no necesita pasar por el hígado, dado que se absorbe por los vasos capilares de la dermis y va directamente al torrente sanguíneo», detalla Lete. El sistema no es nuevo, ya que Implanon NXT es el descendiente mejorado de Implanon Classic, de los laboratorios estadounidenses MSD.
Por otro lado, el médico asegura que puodrá a suplir los huecos que otros anticonceptivos dejaban por sus contraindicaciones. Lete lo explica de este modo: «En el caso de mujeres fumadoras, la píldora está contraindicada y a pesar de lo cuál muchas optan por este método, con el riesgo cardiovascular que corren. El dispositivo también resulta cómoda para las lactantes que no desean correr riesgos y quieren establecer distancia entre un embarazo y otro». Además, «su eficacia no depende del cumplimiento de la usuaria, porque no tiene riesgos de olvidos que puedan llevar a posibles fallos», añade.

Por contener sólo gestágenos, la vuelta a la fertilidad es natural y, como subraya el especialista, no precisa de grandes tiempos de espera. Sin embargo, ¿qué tiene de negativo? Quizás la aparición de menorreas irregulares ya que, como comenta el experto, «sólo un 30 por ciento mantendrá sangrados regulares y el resto sufrirá modificaciones de dos a un manchado y medio al mes. En este grupo, hasta un 25 por ciento pasará a un estado de amenorrea. Esto es un plus que nosotros consideramos importante para aquellas mujeres que sufren anemia por culpa de sangrados fuertes».

¿Por qué no la eligen?
No es la primera opción de las mujeres y muchas desconocen este medio contraceptivo. «Pese a la gran cantidad de encuestas que hemos hecho, aún desconocemos qué lleva a las mujeres a elegir un método u otro, si bien es cierto que es una decisión íntima que sólo puede ser asesorada por el médico, nunca obligada», explica Lete. Otra de las barreras deriva del miedo a incluir un cuerpo extraño en el organismo, algo que pueda quedar perdido en el brazo y que dé alergias. En este sentido, Lete manifiesta que «contamos con la experiencia del dispositivo en el mercado desde hace diez años, sólo que hemos mejorado la forma de inserción y cuenta con la financiación de la Seguridad Social (del total de 148, 36 euros, cubre un 60 por ciento, unos 59,45 euros).