Novela

Aitana Sánchez Gijón: «Bigas Luna sería un lujo para la Academia»

Qué hace una actriz como Aitana Sánchez -Gijón, que viene de llenar teatros junto a Maribel Verdú en «Un dios salvaje», de Yasmina Reza, en un espacio de poco más de cien butacas como la sala pequeña del Teatro Español cumpliendo la fantasía dramática que tuvieron tres autores (Ignacio del Moral, Ernesto Caballero e Ignacio García May) sobre la santidad...

 
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-De «Un dios salvaje» a «Santo», ¿está en una etapa mística?
-Nunca he trabajado en una sala pequeña como ésta y como espectadora es algo que disfruto enormemente. Tenía muchas ganas y cuando me llegó «Santo» fue como haber frotado la lámpara de los deseos y que me otorgaran lo que pedía. Además, actoralmente, imagínate lo que es hacer tres personajes en tres obras distintas con estilos y lenguajes diferentes, pues, aunque parten de una misma idea, cada autor lo interpretó de manera diferente.

-¿Cómo reaccionó cuando le hablaron del tema, la santidad?
-Me pareció inquietante, extraño, fascinante. Sentí La misma fascinación que me produce a mí el hecho religioso como agnóstica y que también han sufrido los autores. Quitándonos todos los prejucios y una vocación iconoclasta, hemos querido buscar ese lado de trascendencia y de ejemplaridad.

-¿No cree que los prejuicios de mucha gente en este país le impiden reconocer, la fascinación por el hecho religioso, como acaba de hacer usted?.
-No son prejuicios, sino hechos reales. Una cosa es lo que hay de verdad y de puro en el hecho religioso y otra cosa es la maquinaria de poder, de aplastamiento y anulación que tiene todo ese mismo hecho y que siguen siendo fuerzas muy destructivas mundialmente. Los grandes motores de los conflictos hoy son la religión y la economía. Eso hace que uno anule todo ese otro lado que también existe.

-Al ser una cara conocida no es habitual que le ofrezcan un montaje de este tipo...
-Es como una necesidad personal de conectarme con lo filosófico, cuestiones que me enriquecen. Necesitamos la complicidad del público, pero no me parece lo fundamental en una propuesta como ésta.

-Proyecta una imagen de seriedad, ¿Contribuyó la presidencia de la Academia a eso?
-Puede ser, también haber ido a Hollywood cuando no era tan frecuente. Fui la primera mujer en el cargo, y tan joven, además fue la etapa de popularización de la Academia. Aunque resultó conflictivo en algunos momentos, ha dejado un poso.

-¿Entendió la decisión de Álex de la Iglesia?
-Sinceramente, no. No me pareció oportuno ni adecuado posicionarse de una forma tan personal cuando representa a un colectivo tan diverso. Me parece coherente [su idea de marcharse] si no puede desligar su visión personal de la representación de un colectivo que no es político.

-¿Le parece buen candidato Bigas Luna para sustituir?
-Sería un lujo para la Academia. Tiene sabiduría y, al mismo tiempo, creatividad y modernidad.


Una santa contemporánea
En una de las tres piezas interpreta a Edith Stein, Santa Teresa Benedicta de la Cruz, patrona de Europa, de quien habla con fascinación: es una mujer de finales del XIX que nace en el seno de una familia judía practicante y no encuentra el camino que busca en la filosofía, de la que escribió sus propios tratados. En la Primera Guerra Mundial se enrola en la Cruz Roja y tiene un comportamiento ejemplar. De repente, empieza a leer a Santa Teresa y se convierte al catolicismo y se hace a monja. Me encanta su búsqueda de la verdad... Hasta que la encuentra y, paradójicamente, acaba gaseada a causa de su origen judío».