Nueva York
Obama pide la cabeza de Asad
Por primera vez desde que comenzó la revuelta, EE UU y la Unión Europea exigen la renuncia del dictador sirio. Nuevas sanciones ponen al régimen contra las cuerdas
Después de cinco meses de violenta represión y de casi 2.000 muertos, las potencias occidentales han reaccionado finalmente, pidiendo al presidente sirio, Bachar al Asad, que deje el poder. EE UU fue el primero en exigir al dictador que se vaya, seguido por Alemania, Francia y Reino Unido, cuyo apoyo había sido solicitado por Washington.
Los presidentes de los tres países europeos emitieron un comunicado en el que piden a Asad que «asuma las consecuencias del rechazo que su régimen provoca en el pueblo sirio» y «deje el poder por el interés de Siria». La Alta Representante para la Política Exterior europea, Catherine Ashton, se sumó, asegurando que Asad ha perdido la legitimidad, esta vez definitivamente, después de que tanto Washington como Bruselas hubieran evitado pronunciar esta fórmula mágica, que en el caso de Muamar Gadafi en Libia no tardaron demasiado en decir.
Por su parte, el Ministerio de Exteriores español emitió un comunicado en el que lamenta «la violencia» que resta legitimidad a Asad para seguir en el cargo.
Occidente ha sido muy cauteloso respecto a Siria, también a la hora de aprobar sanciones, sobre todo Europa, que está todavía estudiando si debe dejar de comprar el petróleo sirio –que supone sólo el 1% del consumo comunitario– pero haría mucho daño a la economía de Damasco.
La Casa Blanca dio ayer ese paso, además de aprobar otros castigos económicos que, según la secretaria de Estado, Hillary Clinton, tratarán de atacar al régimen y no aumentar las penurias de los civiles. Clinton remarcó que EE UU «entiende que el pueblo sirio no quiere injerencias extranjeras en su lucha» y, por tanto, «sus deseos serán respetados». Poco antes, el mandatario estadounidense, Barack Obama, emitía un duro comunicado. «El futuro de Siria debe estar determinado por su pueblo, pero el presidente Bachar al Asad está siendo un obstáculo». Y añadía: «Por el bien del pueblo sirio, ha llegado el momento de que el presidente Asad renuncie».
Obama, Merkel, Sarkozy y Cameron hablaron poco antes de que el Consejo de Seguridad de la ONU se reuniera a puerta cerrada en Nueva York para tratar la situación en Siria y en la que la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Navy Pillay, recomendó al organismo que pida a la Fiscalía de la Corte Penal Internacional (CPI) que estudie las denuncias de violaciones de los derechos humanos que se cometen en Siria, que podrían constituir crímenes contra la humanidad, según un informe elaborado por Naciones Unidas. Para verificar la situación sobre el terreno, la ONU enviará este sábado a Siria una misión, aunque hasta el momento no ha tenido acceso al país.
Todo ello fue calificado como una «guerra humanitaria y diplomática» de las potencias occidentales contra Siria por el embajador de este país ante la ONU.
Mientras, el propio presidente Asad le aseguró al secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, que había detenido las operaciones militares y la televisión estatal siria emitía imágenes de los tanques retirándose de varias ciudades, supuestamente «liberadas» de los «terroristas» que estarían detrás del caos y la inestabilidad que vive el país, según el régimen.
Pero los activistas sobre el terreno aseguran que la brutal represión sigue adelante. En el día de ayer, la operación militar contra la ciudad de Latakia prosiguió ayer, mientras que el Ejército se habría retirado de Deir el Zur, asaltada la semana pasada y en la que ahora permanecerían francotiradores gubernamentales. Hama, Homs y Deraa, principales focos de la revuelta, siguen estando asediados y en Damasco la represión va en aumento.
MÁS PRESIÓN
Obama anunció sanciones «sin precedentes»:
1) Congelación de los bienes sirios en EE UU
2) Prohibición de importar petróleo o derivados
3) Cese de las inversiones norteamericanas en Siria
4) Prohibición de realizar transacciones comerciales
Crímenes contra la humanidad
Las Fuerzas de Seguridad sirias han disparado contra manifestantes pacíficos, a menudo a corta distancia y sin advertencia previa, matando a unos 2.000 civiles en lo que podría equivaler a crímenes contra la Humanidad. Así lo explicaron ayer los investigadores de la ONU. El régimen de Al Asad ha empleado tanques, granadas, francotiradores, armamento pesado y helicópteros para reprimir las protestas, añaden en su informe al Consejo de Derechos Humanos de la ONU, que precisamente el lunes mantendrá una sesión especial para hablar de Siria. «He recomendado al Consejo que refiera el caso a la CPI, ya que las pruebas concluyen que en Siria se violan regularmente los derechos humanos y se cometen crímenes contra la humanidad», dijo ayer Navy Pillay, la Alta Comisionada de DD HH de la ONU.
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