Islas Baleares
El progreso según Antònia Font
Los mallorquines, el mejor exponente del pop en catalán, presentan en Madrid «Lamparetes», una oda de cachondeo sobre el progreso
MADRID- Cintas de casete, minifalda, relojes de cuarzo, vitrocerámica, dieciséis megapíxeles... «Todas las cosas modernas han tardado mucho en llegar», cantan (más o menos) Antònia Font con mucho sentido del humor en su último disco, «Lamparetes» («Lamparitas»), el mejor hasta la fecha, y que les ha colocado como los más ingeniosos del pop en catalán. Temas festivos y a la vez melancólicos. Tan locos como cargados de sentido común, es decir, gran calidad literaria. «La temática del disco es el progreso, pero no el progreso de las guerras y la destrucción del medio ambiente, sino el de los pioneros, los individuos que sacrificaban su vida para que los demás tuvieran un mundo mejor», dice Pau Debon. Pero el aparente progreso a veces no es tal: «Al final, después del tiempo, cada generación se sigue preocupando por las mismas dificultades cotidianas».
En sus letras (da igual que el catalán, y menos el mallorquín no sea el fuerte de uno: el esfuerzo vale la pena) hay mundos imaginarios que se unen con la realidad por las historias cotidianas. Por eso, en sus temas pueden surgir Clint Eastwood («un pionero que sigue evolucionando») o el edificio de la Gesa («que fue una especie de icono de la modernidad en la bahía de Palma y hoy está deshabitado y no se sabe qué hacer con él»), o un tema dedicado a los tópicos de las Islas Baleares, en el que el estribillo se canta con acento «guiri» sobre un fondo reggae. Y a la vuelta de la esquina, un verso inquietante: «Estamos a las puertas del infierno y hacemos planes de futuro», cantan. Incluso se atreven a describir una historia de amor sobre la pista de patinaje artístico de los Juegos Olímpicos de Calgary 88... «No me preguntes de dónde surgen las canciones. Esa es la cabeza de Joan Miquel, que va tomando notas con su libretita...», dice Pau, que tampoco sabe explicar por qué surgen tantas referencias al frío en este último álbum, empezando por las fotos de la banda, muy premonitorias de lo que ha pasado este fin de semana en las Baleares: la mayor nevada en medio siglo. «Imagino que lo exótico para nosotros es el frío...», intenta explicarse. Es el universo Antònia Font, un nombre que, por cierto, tomaron del de su primera fan, cuando nadie les tomaba en serio, y entonces era un poco con razón.
PARA NO PERDERSE
Teatro: Sala Joy Eslava. Calle Arenal, 11.
Cuándo: miércoles, 8 de febrero, 21:00 horas.
Precio: 20 euros.
Para rumberos
Estopa
Más de catalanes en Madrid. Los hermanos Muñoz, que acaban de publicar «Estopa 2.0», se presentan con aviesas intenciones. Llenar el Palacio de los Deportes con la evolución de su rumba, algo disparatada en este último álbum. Desde trallazos rock a ritmos negros se pueden encontrar en su nuevo disco. Pero si lo que muchos esperan son sus viejos temas, ellos no se irán sin tocar buena parte de su arsenal de los más conocidos. Y su simpatía es un valor indiscutible.
Dónde: Palacio de los Deportes. Plaza de Felipe II. Cuándo: sábado, 11 de febrero. A las 00:00 horas. Cuánto: desde 26 euros.
Para bailongos
The Sounds
Si se trata de bailar, estos suecos ya han demostrado (la última vez en el Dcode madrileño) que ellos son capaces de poner a maniquíes a mover el esqueleto. Una mezcla de rock, electrónica y el añadido de Maja Ivarsson, la vocalista del grupo. Una rubia explosiva que añade una puesta en escena de vértigo.
Dónde: La Riviera. Paseo de la Virgen del Puerto s/n. Cuándo: viernes, 10 de febrero. 21:00 horas. Cuánto: desde 24 euros
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