Egipto
Horizontes grises por Gustavo de Arístegui
Casi nada es siempre del todo negro, en el horizonte de las revueltas árabes tampoco. Los sondeos vaticinan un excelente resultado a los distintos partidos islamistas que concurren a las elecciones del 28 de noviembre en Egipto, pero acuden fraccionados, con lo que para gobernar tendrían que coaligarse. Estamos ante procesos que van a ser largos, llenos de todo tipo de avatares y obstáculos, en los que habrá avances y serios retrocesos. Europa pecó de exceso de optimismo y ahora tenemos que entender que nos vamos a mover en diferentes escalas del gris durante muchos años, y que debemos estar preparados para que lo que ocurra al otro lado del Mediterráneo no sea siempre de nuestro agrado. Lo primero es aceptar con respeto lo que voten esos pueblos, y entender que no todos los votos de los islamistas son ideológicos: hay mucho voto de simpatía por haber representado lo que se percibía como la vanguardia en la lucha contra los tiranos. Los Estados europeos podrían ayudar con su cooperación al desarrollo de las instituciones democráticas.
Éstas deben servir de cimientos para construir sólidos sistemas que no se vean sacudidos, gane quien gane, aunque sean los islamistas, y para que la alternancia sea posible. Siendo todo esto verdad, no sería aceptable que hubiese una involución democrática, de derechos fundamentales o de otro orden. Lamentablemente el riesgo cierto de sustituir dictaduras del siglo XX por oscuras e implacables dictaduras medievales será una constante en los procesos.
Gustavo de Arístegui
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