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Las dos caras de «El Pelao»

Santiago Simarro era en Albacete un empresario casado de 36 años con una vida aparentemente normal. Desde 2010 aprovechaba sus viajes «de negocios» a la capital para secuestrar, agredir sexualmente y robar a mujeres

Las dos caras de «El Pelao»
Las dos caras de «El Pelao»larazon

MADRID-LA RODA- «El Pelao» no es ningún desconocido en La Roda (Albacete). A sus 36 años, a Santiago Simarro Lieva le había dado tiempo a labrarse dos reputaciones paralelas. Era el emprendedor joven, marido ejemplar y mejor vecino, pero en otros ambientes, se escucha de la misma persona lindezas como «bala perdida» o que «le daba a todos los vicios». Según la investigación realizada por el Grupo XXII de la Brigada Provincial de la Policía Judicial de Madrid, cobran más credibilidad las segundas afirmaciones y aquel «buen tipo», «introvertido» y «de pocas luces» que describen en La Báscula, un bar del polígono industrial El Salvador de La Roda –donde estaba la nave de su empresa–, tenía otra cara bastante más oscura, capaz de meter a mujeres en el maletero de un coche, obligarlas a sacar dinero con sus tarjetas bancarias y, antes de soltarlas, abusar sexualmente de ellas.

En la localidad albaceteña todavía no dan crédito a que «El Pelao» (como conocen a todos los miembros de su familia) fuera capaz de hacer algo así. Y eso que aquí se saben la historia desde hace unos diez días, cuando un vecino del pueblo se encontró a Santiago esposado en el hospital. «Me di cuenta ya cuando me iba y vi que, además, tenía detrás a una pareja de policías», explica el hombre. Fue el pasado 28 de diciembre, día de la detención de Santiago Simarro. Fue arrestado en su domicilio de La Roda, situado en la calle Alfredo Atienza, y protagonizó un violento intento de fuga durante su traslado a comisaría, por lo que los agentes lo llevaron al hospital para el preceptivo chequeo.

Insolvente
El «tímido» perdía la vergüenza en sus viajes «de negocios» a Madrid, cuando aprovechaba para dar rienda suelta a su alter ego y cuando estaba lejos de su mujer, que trabaja en la casa de la cultura del pueblo, no sabía nada de nada. Según un amigo de Juanjo, padre del detenido, «a Santiago le debían mucho dinero, como a todo el mundo, y acabó cerrando la empresa hace año y medio». Justo cuando, según la Policía, comenzó sus ilícitas actividades. Pero antes de que Puertas Metálicas Samer, S. L. –de la que era administrador único– se declarara insolvente, «El Pelao» ya hizo sus primeros «pufos». A oídos de todo el pueblo llegó el caso de un comprador catalán al que dejó «colgado» cuando Santiago cobró el primer pago. Pero además de estafas, «El Pelao» se valía de sus conocimientos en cerrajería y sistemas de seguridad (la empresa estaba relacionada con la cerrajería y automatismos de puertas) para cometer robos en domicilios. Eso hizo en al menos dos domicilios de La Gineta (muy cerca de La Roda) de donde se llevó dinero en efectivo y joyas, aunque a modo de «trofeo» también se quedaba también con algún objeto de las víctimas que, según la Policía, conservaba de manera fetichista. Pero los delitos más graves los cometió hace tres meses en la Comunidad de Madrid.

Su primera detención ilegal fue el pasado mes de octubre en el Paseo de la Habana, Chamartín. Allí abordó a una joven cuando se encontraba estacionada en el interior de su vehículo. Amenazándola con una escopeta de cañones recortados, la obligó a introducirse en el maletero del vehículo y la mantuvo retenida hasta el mediodía del día siguiente. Durante esas horas, realizó varios reintegros en cajeros automáticos –después de pedirle el número secreto de sus tarjetas de crédito– y la agredió sexualmente. Al parecer, según declaró la mujer, «El Pelao» le obligó a practicarle una felación porque ella se encontraba con el periodo.

La falta de escrúpulos de Santiago le llevó a repetir la operación días después aunque en esta ocasión, afortunadamente, no logró consumar ninguna agresión sexual. La noticia se conoció pero nada se sabía de su autor. Fue el 8 de noviembre cerca del aeropuerto de Barajas, donde, cubierto con pasamontañas y guantes y amenazó con un arma de fuego a Patricia, una chica colombiana. La obligó a introducirse en el maletero de su coche, un Focus, pero ésta pudo contactar con su jefe a través del chat de su móvil, quien llamó a la Policía. Aquel día, «El Pelao» sólo pudo conseguir dinero y la chica fue liberada gracias a un dispositivo establecido por la Comisaría de Torrejón de Ardoz. Santiago logró huir cruzano la A-2 a lo suicida. La Policía no descarta que haya podido cometer otros delitos pero el «El Pelao» ya está en prisión provisional en en el Centro Penitenciario de Albacete.


Una nave y una finca «oculta»
Además de la nave de la empresa que quebró, que era alquilada, la policía registró el domicilio de Santiago y el que parece haber sido su «escondite secreto». Se trata de una finca rústica situada en las afueras del pueblo. En el interior hay una pequeña caseta custodiada por seis perros de guarda. La Policía encontró allí varios efectos relacionados con sus golpes y otros que están analizando por su posible relación con otros hechos delictivos. Además, los agentes se incautaron de sus objetos fetiche, de cámaras de vídeo y relojes.