Turín
El Papa ante la Sábana Santa
El Santo Padre acudió como peregrino a Turín a venerar el lienzo que, según la Tradición, envolvió el cuerpo de Jesús.
MADRID - Benedicto XVI acudió ayer como peregrino a la capital piamontesa con motivo de la ostensión de la Sábana Santa, el lienzo en el que, según la Tradición, fue envuelto el cuerpo de Cristo y que se muestra estos días al público en la catedral turinesa. De rodillas ante este «icono de amor y vida», rezó con recogimiento y realizó una poderosa meditación sobre la jornada «de silencio y soledad» del Sábado Santo, aquella que conoció la muerte de Jesús y en la que «Dios se ocultó». El Papa comparó esta oscuridad con la del mundo contemporáneo: «Tras las dos guerras mundiales, los lager y los gulag, Hiroshima y Nagasaki, nuestra época se ha convertido siempre en mayor medida en un Sábado Santo», explicó. La ocultación de Dios ese tiempo «forma parte de la espiritualidad del hombre contemporáneo, de manera existencial, casi inconsciente como un vacío en el corazón». «Esto fue lo que llevó a Nietzsche escribir: "Dios ha muerto y nosotros lo hemos matado"», añadió. «Dios, hecho hombre, ha llegado al extremo de entrar en la soledad extrema y absoluta del hombre, donde no alcanza ningún rayo de amor, donde reina el abandono total sin palabra alguna de afecto: el infierno», explicó.
De la oscuridad a la luz«Todos hemos experimentado alguna vez una sensación espantosa de abandono, y lo que más miedo da de la muerte es precisamente esto. Como los niños, tenemos miedo de estar solos y la sola presencia de alguien que nos ame nos conforta. Es esto lo que ocurrió el Sábado Santo: en el reino de la muerte resonó la voz de Dios. Y sucedió lo impensable: el Amor penetró en los infiernos: también en la oscuridad extrema de la soledad humana más absoluta podemos escuchar una voz que nos llama y encontrar una mano que nos conduce fuera», añadió. El Pontífice explicó que en este lienzo «habita el amor». «¿Cómo habla la Sábana Santa?», se preguntó. «Habla con la sangre, y la sangre es vida. La "Síndone"es un icono escrito con sangre: sangre de un hombre flagelado, coronado de espinas, crucificado y herido en el costado derecho», prosiguió. Para el Papa «la imagen impresa sobre la Sábana Santa es la de un muerto, pero la sangre habla de su vida. Cada rastro de sangre habla de amor y de vida», explicó.Por la mañana, Benedicto XVI presidió una misa solemne en la plaza de San Carlo de Turín ante 50.000 personas. Un día después de tomar las riendas de la renovación de la congregación de los Legionarios de Cristo, el Papa dirigió a los fieles una homilía en la que invitó a los políticos a luchar por el bien común y tuvo palabras de aliento para los parados y los marginados. Por la tarde, tras un almuerzo en el Arzobispado de Turín con las autoridades locales, mantuvo un encuentro con los jóvenes, a quienes exhortó a tomar elecciones «definitivas» en la vida. Tras la visita a la Sábana Santa, el Pontífice se reunió con los enfermos terminales del hospital del Cottolengo de Turín y regresó a última hora de la tarde al Vaticano a bordo de un helicóptero.
Una imagen en 3D del siglo IPeter M. Schumacher, ingeniero estadounidense, inventor y desarrollador del analizador de imagen VP8, demostró que la Sábana Santa contiene información en tres dimensiones del cuerpo de un varón crucificado en el siglo I (el análisis del lino del lienzo asegura que procede de Palestina u Oriente Medio): «La imagen del Sudario da lugar, en un proceso fotográfico corriente, a un resultado único comparados con todas las obras de arte estudiadas. Es inverosímil que en el siglo XIV fueran comprendidas las propiedades de los negativos fotográficos y el modelo tridimensional de información de escala de grises. Por tanto, es sumamente inverosímil que la Sábana de Turín sea un trabajo de "falsificación"hecha en esa época», afirma.
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