Historia

León

Acoso a la historia

El Diccionario Biográfico Español, que tanta polémica levanta, podría revisarse. Desde la institución se habla de una campaña contra la centenaria Academia

Imagen de un edificio incautado durante la República
Imagen de un edificio incautado durante la Repúblicalarazon

La Junta de Gobierno de la Real Academia de la Historia (RAH) se reunirá hoy en sesión plenaria a la vista de la campaña de que está siendo objeto el «Diccionario Biográfico Español». En la misma se planteará al Pleno de la Academia si se opta por revisar algunas de las entradas que tanta polémica han suscitado en estos días. El documento, que no se explican en la institución cómo ha podido llegar a los medios, se tenía que presentar hoy; sin embargo, la noticia ha corrido como la pólvora de un correo electrónico a otro. «No existe un comunicado como tal, sino un filtración de la que se han hecho eco los medios», asegura Gonzalo Anes, director de la institución, que se apresura a puntualizar y subrayar, para que no haya equívocos, que se trata «tan sólo de una propuesta y no será oficial mientras no apruebe la misma el pleno de la RAH y hasta que no se produzca la votación desconocemos si lo va a hacer suyo o no».

Discrepancias de contenido
Según la Academia, «puede haber, sin duda, un subconjunto de entradas que necesiten, a la vista del debate, una revisión historiográfica y editorial susceptible de ser incorporada de manera rápida a la edición digital y a ulteriores en papel». Y se repite, como consta al comienzo de cada uno de los tomos, que «la Academia no ha querido modificar las biografías, aunque a veces hubiese discrepancias en cuanto al contenido de ellas. Por ello, cada autor es el único responsable del contenido de la biografía o de las biografías que haya escrito y que se publican en este diccionario».

En palabras de Anes –quien considera esta situación «toda una campaña orquestada de acoso y derribo a la Academia, así de claro, inesperado y rotundo»–, «de ninguna manera se modificará el texto enviado por cada autor». Para el responsable de la centenaria institución, «estamos ante una obra ecuánime que recoge vidas que han sido escritas sin la menor censura hacia los biógrafos. En España, una vez más, son nuestros compatriotas quienes tratan de echar por tierra lo que son nuestras mejores obras. Y cuando se nombra el tema de la guerra civil se choca de una manera permanente con la misma piedra». Según el historiador Álvarez Junco, «la palabra ‘‘siempre'' está prohibida para los historiadores. Dentro de 2.000 años, un tema como la guerra civil no suscitará pasiones de ninguna clase, pero eso ya no lo podremos ver. Para todos aquellos que hemos vivido eso es lógico que tengamos un apasionamiento sobre el tema porque aún está muy cercano en el tiempo».

Las tempestad no amaina y ayer un grupo de profesores universitarios, profesionales liberales y represaliados por el franquismo anunciaban en Granada que presentarán una querella por apología del franquismo que, entienden, hace el Diccionario Biográfico. Emilio García-Weydeman, profesor de Lengua Española de la Universidad de Granada y uno de los promotores de la iniciativa, explicó a Efe que la querella que los servicios jurídicos ultiman, será presentada ante el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) y que incluso pondrá los hechos en conocimiento de la Fiscalía Superior de Andalucía por si considera oportuno abrir una investigación de oficio. A esta iniciativa se une la emprendida por el Partido Comunista de España que ha anunciado que acudirá a la Fiscalía al entender que el Diccionario de la RAH puede contener «apología de la dictadura franquista» y que es un intento de revisar la historia. Así lo avanzó en un comunicado el secretario general del PCE, José Luis Centella, quien considera que no se está ante una anécdota de mal gusto, sino ante un «intento por recuperar una interpretación de la Historia claramente exculpatoria hacia los verdugos e incriminatoria hacia las víctimas».

Ricardo García Cárcel, catedrático de Historia Moderna de una Universidad de Barcelona y autor de la entrada del «Diccionario», la de Felipe V, confiesa que no ha leído la biografía de Franco de Luis Suárez, «aunque creo que no soy el único porque en este tema se está hablando desde el desconocimiento porque todo el mundo opina, directores de cine, escritores, profesionales respetables todos pero que nada tienen que ver con la Historioa. Cada autor es responsable de lo que ha escrito y no condenemos a Suárez, un historiador que tiene detrás una trayectoria evidente, sobre todo como medievalista». Y va un paso más allá al asegurar que en los 50 tomos no solamente se habla de Franco, «pero nos hemos quedado en la anécdota, lo que pone de manifiesto que la memoria histórica está fosilizada y reducida a la historia reciente. Más allá de 1939 parece que a nadie le interesa lo que ha sucedido en España».

Almudena Grandes
Sobre la posibilidad de que se produzca una revisión, García Cárcel es partidario de que se haga de la obra completa, «no de la entrada de Franco», y añade que está «absolutamente perplejo e incrédulo ante un mundo enloquecido que declara imputados a historiadores como Luis Suárez y Carlos Seco Serrano». «Yo estoy a favor de una historia larga y plural. Para entender la guerra civil hay que estudiar las otras que ha habido, lo mismo que para comprender la dictadura de Franco tendremos que conocer las anteriores», apostilla. Y mientras, en la Puerta del Sol, representantes de la Plataforma contra la Impunidad Franquista, encabezados por Almudena Grandes, pedían «que se juzgue al director de la Academia de Historia» al grito de «Fuera fascistas de la Academia», que repetieron hasta llegar al número 21 de la calle León, sede de la RAH, donde corearon las mismas consignas.

«Franquismo» y «comunismo» en la RAE
La Real Academia Española no no ha sido tampoco ajena a convulsiones, aunque no de tanto calado como la que está viviendo la de la Historia. A finales de 2009 la Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica puso en marcha una campaña para que se revisara la entrada de «franquismo», cuya definición, aseguraban, «oculta la naturaleza violenta de la dictadura así como las numerosas violaciones de derechos humanos ocurridas bajo su régimen». Por las mismas fechas, la intención de la Docta Casa de cambiar la definición de «comunismo» también levantó un gran revuelo en el seno del PCE, que consideraba un «sinsentido» la intención de la RAE.