Castilla y León
Buenos no héroes por Víctor M Paílos
Para ser buenos nos proponemos un modelo heroico. Aunque uno se contente con ser mucho menos ejemplar que su modelo, necesita la intención de parecerse a él. Pero, claro, todos los modelos, todos los héroes, son unos excluidos. Se han expuesto a no tener la menor oportunidad en la vida. El hombre corriente, sin embargo, no puede con tanto. Quiere ser bueno pero no raro, una molestia para los demás. Por eso al hombre común le conviene Cristo, tantas veces alzado por error sobre el pedestal de los héroes.Cristo no es un héroe, no es un modelo para la Humanidad. Él es uno como nosotros, uno que gastó su vida en las humildes faenas cotidianas como cualquiera de nosotros. Si se expuso a la vergüenza fue porque, como enseña la fe, "en él no se encontró pecado". El pecado que no se encontró en Cristo y que hace de él nuestro camino ¿en qué consiste sino en aquella vergüenza a la que los seres humanos nos exponemos unos a otros convirtiéndonos en una molestia para los demás? Cristo afronta y resuelve el conflicto de la virtud porque, para él, ningún ser humano puede quedar convertido en una molestia para los demás.Lo conflictivo de la virtud es la necesidad del héroe, esto es, del excluido.
La virtud por excelencia es la del héroe. Pero la virtud heroica es una virtud irrealizable, una virtud de la que nadie necesita. Ha debido surgir en la historia un hombre sin pecado, uno que, asumiendo la vergüenza, la declare innecesaria para siempre. Ha debido surgir un hombre que ya no se entienda a sí mismo como un héroe ni como imitador de héroe alguno. Ni como un santo o discípulo de algún santo. Ha debido surgir un hombre que se entienda a sí mismo como uno de tantos, menos en el pecado.
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