Burgos
Más muertes para los más indefensos por cardenal Ricard Mª CARLES
En pleno invierno de Burgos – 23 de noviembre de 1221– nacía un gran rey que se llamaría Alfonso X el Sabio. De sus muchas obras descuella el Código de las Siete Partidas, con el que se adelantó varios siglos a su tiempo.
En pleno siglo XIII, en dicho código dice el Rey Sabio: «De mientras que estoviere la criatura en el vientre de su madre, toda cosa que se diga o faga a prodella, aprovéchese ende, bien assí como si fuesse nacida, más lo que fuesse dicho o fecho a daño de su persona o de sus cosas, no le empesce». Es decir: «Mientras está la criatura en el vientre de su madre hágase cuanto le favorece y evítese cuanto le pueda perjudicar». Aunque ciertos sectores insistan en llamarse progresistas, a la luz de la historia y del sentido moral, están situados en una continua regresión e involución legislativa y moral.
Las Siete Partidas están a mucha mayor altura, en nobleza de contenido y en respeto a la vida, que algunas leyes con las que el Parlamento Español desprecia valores sagrados, como el aborto de los seres más indefensos e inocentes del género humano. ¿Acaso son pocos los 115.000 niños muertos en un año, fruto de una ley inicua?
Los creyentes ¿hemos de reaccionar? Juan Pablo II dijo hace veinte años: «El aborto representa un drama ante el cual los cristianos no pueden permanecer sin reaccionar y sin defender con firmeza el respeto a la vida».
¿Pueden algunos políticos separar absolutamente su voto, en el ambiente aséptico y frío del Congreso, de la visión –consecuencia de su voto– de los restos de niños, en los quirófanos, tras jornadas largas dedicadas a ello?
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