Cataluña
Mas avisa a PP y PSOE de que apoyará en 2012 a quien asuma su pacto fiscal
Ni el PSOE ni el PP se pueden llamar a engaños desde ayer sobre las alianzas que CiU tejerá con el gobierno que salga de las urnas tras las generales de 2012. Artur Mas habló alto y claro en Madrid sobre esta cuestión.
El president eligió su presencia como invitado en dos foros públicos distintos (Nueva Economía y Cámara de Comercio de EE UU en España) para detallar su «hoja de ruta» a partir del próximo año. Para empezar, predicará con el ejemplo y dará su respaldo a la fuerza política más votada por los españoles. Pero este apoyo «estable» no será a cambio de nada. La formación que lo reciba, PP o PSOE, deberá pagar previamente un peaje: su respaldo al pacto fiscal de Mas, a imagen y semejanza del concierto económico del País Vasco.
Eso sí, para que pueda desarrollar su guión, será indispensable que la fuerza que se alce con la victoria en 2012 no lo haga por mayoría absoluta, resultado que invalidaría cualquier respaldo nacionalista en el Congreso de los Diputados. Por eso prometió ayer emplearse a fondo en la consecución de este empeño, el de evitar que PP o PSOE ganen por mayoría absoluta. «No estará sólo en nuestras manos, pero lo que esté, lo tenemos que manejar», con el fin de lograr «una aritmética favorable» a los intereses catalanes. No obstante, pondrá encima de la mesa su pacto fiscal en cualquiera de los escenarios políticos que se abran a partir de las generales, incluido el de un gobierno con mayoría absoluta.
«Gobierne quien gobierne, lo pondremos como condición imprescindible para nuestra implicación en la política española de forma estable». Y es que el president responsabilizó de la delicada situación financiera por la que atraviesa la Generalitat a su contribución al sostenimiento de otros territorios. «Nosotros vivimos por debajo de nuestras posibilidades» y si «manejáramos» esa aportación no tendrían, a su juicio, los problemas actuales.
En su «hoja de ruta» hacia el pacto fiscal figura en un lugar destacado la consecución de un gran consenso político y social en Cataluña sobre esta materia meses antes de los comicios generales. Se trata de lograr que cuando se presente en la madrileña Carrera de San Jerónimo sea «un objetivo compartido y un clamor» de la sociedad catalana.
Con este pacto fiscal, desea romper la actual dinámica financiera entre el Estado y la Generalitat, caracterizada por una cesión de gasto, pero no de la responsabilidad sobre los ingresos. De ahí que su pacto fiscal conceda la gestión de los impuestos que se pagan en territorio catalán al Ejecutivo autonómico. Luego, se abriría una negociación bilateral sobre la aportación al Estado. Es decir, Mas quiere para su comunidad las mismas reglas de juego que rigen en Euskadi, incluido el cupo vasco (liquidación por los los servicios que presta el Estado en el País Vasco).
La «hoja de ruta» de Mas, sin embargo, no recoge la entrada de CiU en el Gobierno central, si, al final, los nacionalistas llegan a un acuerdo estable con quien gane en 2012. No obstante, no rechaza formar parte del Ejecutivo nacional «como principio de base», pero tampoco aspira a ello.
Así lo confesó ante un auditorio de empresarios y políticos. Y es que desde que llegó al Palau de la Generalitat en diciembre pasado, Mas ha tenido oportunidad de intercambiar opinión sobre la política catalana y nacional con todos los líderes políticos, incluido con el presidente del Ejecutivo. Y se ha reunido prácticamente con los miembros más destacados del Gobierno. Sin embargo, aún no se ha visto las caras con Alfredo Pérez Rubalcaba, quien se puede convertir en candidato socialista y, por tanto, en un posible negociador del pacto fiscal.
TV3 en inglés, con subtítulos en catalán
Artur Mas no descartó ayer la creación de un canal, a través de la televisión autonómica catalana, de series y dibujos animados en inglés, con subtítulos en catalán. Tras insistir en la importancia de hablar idiomas, especialmente el inglés, realizó autocrítica y aseguró que en esta cuestión las Administraciones públicas no han hecho bien sus deberes. Acto seguido, atribuyó la escasa implantación del inglés en la sociedad española a que, durante muchos años, el castellano se ha considerado tan importante que se ha restado importancia al resto de idiomas. «Saber inglés ya no es un mérito sino una herramienta de trabajo», avisó.
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