Sevilla

OPINIÓN: Encerrado en sí mismo

La Razón
La RazónLa Razón

El lenguaje corporal de Miguel Carcaño ha sufrido un importante cambio desde el asesinato de Marta del Castillo hasta hoy. Su mirada desafiante ha desaparecido para transformarse en inseguridad, miedo e incertidumbre.
Las imágenes que tenemos de Miguel en su Tuenti, cuando todavía no había sucedido la tragedia, reflejan una persona directa por su mirada recta, con un buen autoconcepto, según su postura corporal y la posición que toma en todas las fotos. Muestra interés por lo que sucede a su alrededor, lo que se refleja al inclinar su cuerpo y ladear la cabeza hacia su amigo y hacia las personas que le rodean en las diferentes fotos. Es un hombre desafiante que mira de frente, con los hombros semirectos, sin tensión y con una sonrisa ladeada que denota la seguridad que tiene en sí mismo, y la dificultad para empatizar con los sentimientos de las personas que le rodean.
En cambio, las fotos tomadas en las últimas declaraciones tras el fatal acontecimiento, nos muestran una persona muy cambiada. Su mirada ya no es recta, casi siempre es baja, hacia el suelo, lo que nos refleja abatimiento, inseguridad, miedo, no querer creerse lo que está escuchando. Sus hombros encorvados nos muestran abatimiento, su cuerpo ya no se expande, sino que se encierra en sí mismo, rehuyendo el contacto social. Los labios presionados en todas las instantáneas reflejan información retenida y autocontrol en las verbalizaciones. Si observamos, su musculatura corporal está muy tensa, lo que nos refleja ansiedad y nerviosismo ante la situación que vive.