Barcelona

Tienden la mano a «Dupuytren»

El exceso de colágeno en la mano hace que los dedos se retraigan hacia la palma. Es una enfermedad crónica, hereditaria y progresiva. La cirugía es muy compleja y no siempre efectiva. En los casos más graves, hay que amputar 

Tienden la mano a «Dupuytren»
Tienden la mano a «Dupuytren»larazon

Comenzaron siendo unos pequeños nódulos en las manos. Pero poco a poco, los dedos se fueron torciendo. Una rigidez de 90 grados impedía a Juan Jesús teclear en el ordenador o ponerse unos guantes. Sufre la enfermedad de Dupuytren, una dolencia hereditaria y progresiva originada por la acumulación de colágeno en las palmas de las manos que hace que los dedos se contraigan y se formen contracturas. «El tejido fibroso de las palmas prolifera de forma incontrolada produciendo la retracción de los dedos hacia la zona palmar», explica Joaquín Fores, cirujano y traumatólogo del Hospital Clinic de Barcelona.

Hoy, Juan Jesús tiene 51 años, pero conoció la dolencia con 30. «Debutó algo temprano para la media a la que suele aparecer. Pensé que los bultos que tenía en las manos se debían a algún traumatismo jugando al fútbol y no le di importancia. Pero el dedo se fue torciendo cada vez más y me derivaron al especialista que dio con el diagnóstico». Como él, un cuatro por ciento de la población padece este trastorno para el que, a día de hoy, no hay cura y que afecta en mayor medida a hombres que a mujeres. «Puede ser motivo de incapacidad laboral y en casos graves, pueden perder el dedo», añade Fores.

Y el de Juan Jesús era bastante crítico. Su padre también lo sufría. Y a la predisposición genética se sumaba la bilateralidad (afectación de ambas manos) y los 90º grados de torsión que finalmente le hicieron pasar por quirófano en cuatro ocasiones para devolver la flexibilidad a sus falanges. «En la mano izquierda no tuve recaídas, pero en la derecha volvió a formarse colágeno y tuvieron que operarme tres veces. De hecho, entre la segunda y la tercera intervención pasó menos de un año», aclara.

Cirugía

Fores matiza que «para sacar la fascia palmar hay que abrir y la cuerda que envuelve los nervios digitales, que pueden verse afectados, de ahí la complejidad de la intervención». Sin embargo, existe un nuevo tratamiento no quirúrgico y financiado por la Sanidad pública que ya se ha empleado en 20 hospitales. Se trata de una inyección local que devuelve la funcionalidad de la mano. Se administra de forma ambulatoria y debe realizarla el cirujano de la mano. El medicamento en cuestión (comercializado por Pfizer) contiene una mezcla de dos enzimas, AUX-I y AUX-II. «En pacientes con cuerda palpable se inyecta sin necesidad de anestesia y ésta se va fragmentando», especifica Emilio Baixauli, cirujano del Hospital La Fe de Valencia. Al día siguiente, el paciente vuelve al hospital para que, le sea estirado el dedo. Baixauli añade que «los tratamientos que había hasta ahora no funcionaban, como la electroterapia o los corticoides, que sólo mejoraban las fases iniciales». Juan Jesús lo tiene claro: «Me ha cambiado la vida. Mis opciones se acababan. Ya puedo teclear en el ordenador, ponerme unos guantes… Una vida normal».