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Bruselas

La UE se abstiene EE UU envía tropas

Libia se prepara para el choque final entre los partidarios del dictador, Muammar al Gadafi, atrincherado en Trípoli, y los rebeldes que parten desde ambos flancos. Ante este panorama de guerra civil que se avecina, señalado por la jefa de la diplomacia estadounidense, Hillary Clinton, la comunidad internacional prefiere mantenerse en compás de espera

Los libios rebeldes han manifestado no querer la injerencia de ningún país
Los libios rebeldes han manifestado no querer la injerencia de ningún paíslarazon

«No hay planes para una coordinación militar europea en este momento», indicó ayer Michael Mann, portavoz de la Alta Representante de la Política Exterior, Catherine Ashton. Mientras, la UE continúa sin información de primera mano, al no poder enviar a sus expertos al interior de Libia, ya que busca «seguridad privada» para proteger a los dos expertos que quiere introducir.

Ashton mantuvo ayer un encuentro con el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, previsto con anterioridad a la crisis libia, y en el que hablaron de la situación en el país. Desde su entorno indican que de momento se debe esperar y ver cómo transcurren los acontecimientos, y lamentan fuera de micrófonos que en lugar de poner el acento en la creación de corredores humanos por si fuera necesario, o a la evacuación de civiles, incluidos los ciudadanos europeos que quedan en el terreno, toda la atención esté dirigida a una posible intervención militar extranjera o la creación de una zona de exclusión aérea, una opción compleja y que debe ser aprobada por el Consejo de Seguridad de la ONU.

Gran Bretaña es el país que más está empujando por esta zona de exclusión, para evitar el ataque de Gadafi a las fuerzas sublevadas desde el aire, como ya discuten Europa y EE UU.

De momento, los europeos prefieren «dejar que las sanciones hagan su efecto» según explicó Mann, quien también añadió que «todas las opciones están sobre la mesa» para ampliar estos castigos. El lunes, los Veintisiete aprobaron la prohibición de viajar al extranjero y una congelación de bienes a 26 miembros del círculo de Gadafi, además de un embargo de armas y de material antidisturbios.

A pesar de la amenaza de una cruenta guerra civil, temida desde ambos lados del Atlántico, la intervención militar no parece por ahora una opción. Aunque EE UU ha movido su flota en la zona, como gesto intimidatorio frente a Gadafi, los europeos no se inclinan por esta alternativa. Además, Turquía, el socio de población musulmana con mayor peso en la OTAN, ha dicho que es «impensable» considerar una intervención. «¿Puedes incluso considerar tal absurdez?», respondió el primer ministro Recep Tayyip Erdogan, en Alemania al ser preguntado por tal hipótesis. «Turquía está en contra, no puede ser incluso mencionado, es impensable», zanjó.

Las otras dos potencias con silla en el Consejo de Seguridad, China y Rusia, también están en contra de la injerencia en los asuntos internos del país, y prefieren mantener la presión diplomática sobre el dictador. Por su parte, Francia el otro país con veto, aclaró que «se pueden estudiar diferentes opciones, como la creación de una zona de exclusión aérea, pero digo claramente que no habrá intervención sin un mandato claro del Consejo de Seguridad de la ONU», defendió el nuevo ministro de Exteriores, Alain Juppé.

 

Dos buques con 2000 soldados

El Gobierno de EEUU ha enviado hacia Libia dos buques de guerra con unos 2.000 soldados, y hoy entraron en el Mediterráneo con la misión de ayudar en las operaciones humanitarias y de evacuación, según informó el Pentágono. "He enviado dos barcos de la Marina hacia el mar Mediterráneo, a donde llegarán en las próximas horas para reforzar la capacidad de evacuación y respuesta humanitaria", anunció el secretario de Defensa, Robert Gates, en una conferencia de prensa en la que subrayó que el Gobierno estudia posibles acciones militares.
Uno de los barcos, el buque de asalto anfibio "Kearsarge", acogerá a 400 soldados más para compensar la reciente marcha de parte de su tripulación a Afganistán, añadió el secretario de Defensa, según informa Efe.


El "Kearsarge", un buque que Estados Unidos ha enviado a crisis como la provocada por varios huracanes en Haití en 2008, cuenta con una tripulación de 77 oficiales, 1.100 marineros y 2.000 marines. El segundo buque es el "Ponce", una nave de desembarco que sólo mantiene a 3 marines de forma regular, aunque puede acoger a unos 800 en caso de maniobras militares.


El anuncio se suma al que hizo hoy el primer ministro canadiense, Stephen Harper, de que enviará mañana al Mediterráneo la fragata HMCS Charlottetown, con 240 marineros y un helicóptero, tras mantener con el presidente de EEUU, Barack Obama, una conversación telefónica para coordinar su respuesta a la crisis en Libia.


El Pentágono estudia "con extrema cautela"la posibilidad de emprender acciones militares contra el régimen de Muamar el Gadafi, ya que cualquier decisión puede tener "importantes consecuencias"en la región y en las operaciones de combate en Afganistán. Gates subrayó además que la resolución aprobada el sábado por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas no da autorización para el uso de la fuerza en Libia, y tampoco existe unanimidad sobre ello dentro de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). "Todas las acciones más allá de la ayuda humanitaria y las evacuaciones son muy complejas. Pero estamos estudiando todas las opciones con cuidado y se las presentaremos al presidente Obama", aseguró.


La posibilidad de imponer una zona de exclusión aérea sobre el país, exigida por un número creciente de legisladores republicanos, entraría dentro de esas decisiones complejas y es improbable que pudiera efectuarse de forma inmediata. "Hay muchas cosas que considerar en torno a esa decisión. En caso de tomarla, deberíamos pensar en cómo hacerlo de forma segura", dijo por su parte el jefe del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos, el almirante Mike Mullen.


Más allá de la violencia descargada en Libia por el régimen de Gadafi, quien "está lanzando una guerra contra su propio pueblo", Gates se declaró "muy optimista"respecto a la ola de cambio que recorre Oriente Medio. "Las revoluciones en Egipto y Túnez y las protestas en otros países de la región son un extraordinario revés para Al Qaeda", sentenció Gates.
El éxito de esos procesos "pacíficos y democráticos", añadió, "anula la tesis"de la organización terrorista de que "la violencia extrema es la única vía para derribar un régimen dictatorial".


El proceso de cambio también podría resultar "un tremendo revés"para Irán, estimó Gates, dado el "claro contraste entre la actitud de los militares de la mayoría de los países que han vivido protestas y la salvaje represión que han descargado las Fuerzas Armadas de Teherán".
El almirante Mullen, que acaba de concluir una gira por siete países de la región, concluyó que el ritmo de cambio en los mismos "está tomando literalmente la velocidad de Twitter", pues unos pocos días pueden llevar una protesta de sangrienta a pacífica, como en el caso de Bahrein, o viceversa, como en Libia.