El artificiero de los atentados de Bali niega haberse reunido con Bin Laden

Patek, de 45 años, cuyo juicio comenzó la semana pasada, fue detenido en enero de 2011 en la localidad paquistaní de Abotabad, la misma en la que cuatro meses después un comando estadounidense mató a Bin Laden.

Tal coincidencia llevó a las autoridades indonesias a considerar que el cabecilla de la organización Yama Islamiya estaba en Abotabad para reunirse con Bin Laden e incrementar los vínculos entre su red y Al Qaeda.

Sin embargo, los abogados de la defensa argumentaron que el hecho de ambos se encontrasen en la misma localidad fue una "casualidad". "Él fue a Pakistán como parte de sus planes para llegar a Afganistán, pero nunca tuvo intención de encontrarse con Osama bin Laden", señaló el letrado Asludin Hatjani.

Patek se enfrenta a acusaciones de asesinato premeditado, posesión de armas y creación de los explosivos que causaron 202 muertos en los atentados de octubre de 2002 en Bali, unos cargos que podrían acarrearle la pena de muerte.

La defensa alega que Patek desconocía para qué se iban a utilizar los explosivos y, por lo tanto, no es culpable de asesinato. "El acusado sólo fue invitado por Imam Samudra -uno de los cerebros del atentado- a mezclar el material explosivo", expuso su defensa.

Además, sus abogados aducen que la dura ley antiterrorista que Indonesia aprobó en 2003 no tiene carácter retroactivo, por lo cual no sería aplicable a este caso. El terrorista indonesio ha admitido a las autoridades haber mezclado los más 700 kilogramos de explosivos que fueron detonados en tres explosiones casi simultáneas en una zona de bares y restaurantes y cerca del consulado de Estados Unidos en la turística isla de Bali.

Patek también se enfrenta a cargos de asesinato premeditado por los ataques con bombas a iglesias de Yakarta en la Nochebuena del año 2000, así como conspiración para cometer actos terroristas, posesión de armas y explosivos y falsificación de documentos.

La organización terrorista Yama Islamiya, considerada el brazo de Al Qaeda en el Sudeste Asiático y responsable de los atentados más sangrientos de la región en la última década, pretende establecer un califato islámico en Indonesia, Malasia, Singapur, y el sur de Filipinas y Tailandia.