Novela

Luis de Pablo el mago intemporal

La Razón
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Creo que todas las artes, a su modo específico, nos cuentan algo. Y si algo nos cuentan, todas tienen una traducción literal o literaria. No puedo opinar de otro modo, puesto que, al haberme desarrollado en el mundo del espectáculo –en los que la ópera tiene gran protagonismo–, la música de Monteverdi es paradigma de la música literaria por excelencia; que, sin el poema de base, no sería lo mismo. Tampoco gozaríamos de «La flauta mágica», sin el tipo de argumentaciones poéticas e ideológicas en las que se basa su argumento. Igual sería si «La Pastoral», sinfonía de Beethoven, no tratara de contarnos emotivamente el idilio campestre de la naturaleza. Sin esa gran base poético-literaria, la gran música occidental no sería la misma ¡Cuánta literatura y poesía descriptivas nutre la música de Wagner, de Mahler o Debussy!
 El maestro Luis de Pablo –a mi juicio, el más eminente músico español contemporáneo– es un gran autodidacta que, desde el principio, experimentó con diversas fórmulas teóricas, hasta llegar a tan personal y fascinante alquimia como la suya. Ya es el mago ancestral e intemporal, que capta y encanta los oídos de un sujeto cualquiera.

En la etapa más cosmopolita de mi profesión pude tratar de cerca con excelentes músicos del momento, como Busotti o Luigi Nono. Su base literaria, poética e ideológica, para mí, estaba muy clara. Pero no tan clara, definitiva, precisa y subyugante como en el caso de Luis de Pablo.
 Solo comentaré dos de sus obras más recientes, que son literalmente hipnóticas. Su «Passio», sobre un texto de Carlo Levi, y sus «Fondos misterio», sugeridos por otro poeta contemporáneo.

La primera nos transmite el eco de las catacumbas, el de los antiguos cenobios penitenciales, las voces que invocan a Dios en la oscuridad de las almas… Para mí, no hay música más moderna y, a la vez, más embrujada de arcaísmo esencial. Yo invito al público profano a escuchar esa pieza maestra, así como «Fondos misterio». Olviden que van a escuchar música moderna, atonal, serial, concreta y esas zarandajas, y prepárense para un «viaje gótico», sin ayuda de psico-activos más o menos en curso. Recuerdo haberle escrito a su autor –bromeando– que, si Edgard Poe hubiera podido escuchar esta música, la hubiera encontrado excelente para ilustrar su mundo temerario, alquímico y metafísico, lleno de relámpagos. Se diría que grandes maestros del misterio en literatura se expresan mediante unos cuantos instrumentos de cámara, en combinaciones sonoras que nos parece haber escuchado antes, en otra vida remota y oculta. Busquen esa música, escúchenla con atención, por muy profanos que se crean. Como particular experiencia, a nadie le dejará indiferente. La magia y la música, son hermanas gemelas.