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Guerra sucia en Perú para deshacer el empate

Los peruanos tendrán que elegir en esta segunda vuelta entre Keiko, la hija de Alberto Fujimori y el ex capitán nacionalista Ollanta Humala, una encrucijada de excesos y delitos de la que muchos querrían escapar. De esta manera quedó reflejado en el último debate celebrado antes de las elecciones que tendrán lugar el próximo domingo.

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Por su parte, Humala cuestionó la inclusión del congresista Alejandro Aguinaga en el equipo técnico de Keiko, tras recordar que aquél fue el encargado del programa de planificación familiar durante el Gobierno de Alberto Fujimori (1990-2000), denunciado en más de 300.000 casos de esterilizaciones forzadas. A este respecto, «La China» aseguró que no repetirá los errores del régimen de Fujimori, ya que no permitiría que sus hijas pasen por lo mismo que ella pasó.
Además, insistió ante Humala en que su padre no es quien dirige su campaña. «No trate de confundir a la población. Yo soy quien toma las decisiones en mi campaña. Si quiere debatir con Alberto Fujimori, vaya a visitarlo al penal», afirmó la candidata.

En otro momento, Fujimori acusó a Humala de dos intentonas golpistas, una de ellas liderada en 2005 por su hermano Antauro, mayor del Ejército en el retiro, hoy en la cárcel. Fujimori también acusó a Humala de estar procesado por sobornos en un juicio sobre un caso de violaciones a los derechos humanos cuando él comandaba un destacamento militar en el oriente peruano. Las últimas encuestas otorgan una ventaja para Fujimori demasiado escueta como para tener alguna certeza sobre el resultado final de la elección presidencial, opinan los especialistas. Un sondeo de la firma Ipsos-Apoyo atribuyó el 41% a Fujimori y el 39% a Humala, con un 12% de ciudadanos dispuestos a votar en blanco o anular el sufragio y un 8% de indecisos.