Beirut

«He ligado mucho gracias al violín»

Ara MalikianProfesión: músico y violinista.Nació: en 1968, en Beirut (Líbano).Por qué está aquí: presenta en el teatro Calderón (Madrid) el show «PaGAGnini», coproducido con Yllana.

 
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–Presenta «PaGAGnini». ¿Por qué le añaden una G a Paganini?
–Para jugar con la palabra «gag». Es un concierto en clave de humor.

–Un concierto en el que van juntos Paganini, Mozart, Vivaldi, Gainsberg y U2, entre otros. ¿Pega bien la clásica con el pop, el rock...?
–Todo pega bien en estos tiempos. Vivimos el siglo del mestizaje.

–Usted toca flamenco, pop, tango, jazz, rock... No le hace ascos a nada.
–Usted lo ha dicho: a nada. Me gusta todo tipo de música, incluso alguna canción de verano. Lo comercial no siempre es basura.

–Dice que eso de «música culta» le horroriza...
–Claro. ¿Quién decide qué es música culta y qué no? Es absurdo.

–Ha tocado en grandes salas, grandes teatros, óperas, cafés, circos, cárceles... ¿Dónde fue el minuto inolvidable?
–En un pequeño y pobre pueblo de Armenia. Toqué para la gente mayor. Fue muy emocionante. Mis padres eran armenios.

–¿Tiene algo de violinista en el tejado?
–Claro. Ya toqué en un tejado de la Castellana en La Noche en Blanco. Me encanta tocar en sitios extraños. Ahora me gustaría hacerlo en un globo.

–Es libanés y era un niño que tocaba el violín en los refugios antiaéreos...
–Tenía que estudiar. Además, la música ayuda a sobrellevar las guerras.

–Y anima a hacerlas. Dicen que no hay instrumento más judío...
–Es verdad, pero el violín es también árabe, gitano, celta, europeo... Es el instrumento más cosmopolita.

–Algunos judíos se salvaron en los campos de concentración gracias a que tocaban el violín. ¿De qué le ha salvado a usted su instrumento?
–De quedarme atrapado en el Líbano.

–Sé que le gusta la palabra mestizo...
–Sí, mucho. Soy un poco de todas partes: soy feliz en cualquier lugar porque no me siento extranjero en ningún sitio.

–Ganó el Premio Sarasate y se quedó en España...
–Fue amor a primera vista. Me siento muy a gusto aquí.

–Hablando de amor, ¿ha ligado mucho gracias a su violín?
–Mucho. Sólo que no puedo ligar en una discoteca: no se me oye.

–Dicen que es supersticioso y un poco friki...
–Sí. Nunca salgo a tocar sin mis pulseras, colgantes y piedras naturales.

–Si le llamaran para un concierto en La Moncloa, ¿qué le tocaría a Zapatero?
–Algo de Bach, que siempre serena mucho.

–No sé si sería oportuno «El arte de la fuga»...