Estreno
«La isla de los olvidados»: Torturas noruegas
Director: Marius Hoist. Guión: Dennis Magnusson y Eric Schmid. Intérpretes: Stellan Skarsgard, Benjamin Helstad, Trond Nilssen. Noruega-Suecia-Polonia-Francia, 2010. Duración: 112 min. Drama.
«La isla de los olvidados» es un cruce entre «Fuga de Alcatraz» y una novela de Dickens. Cumple con todos los tópicos del cine entre rejas, y los adapta al «angst» adolescente, que divide al mundo entre los que se doblegan ante las leyes de los adultos –figuras autoritarias, castradoras o pervertidas– y los que se enfrentan sistemáticamente a ellas. El conflicto entre los protagonistas, Olav y Erling, encarna la fricción entre la obediencia cobarde y la rebeldía con causa. A su alrededor, la cinta crece respetando a rajatabla los códigos del género carcelario: pasa lista a los arquetipos clásicos –el alcaide, el sádico segundo de a bordo, la víctima que calla–, construye un paisaje que potencia la sensación de aislamiento– una isla que rivaliza en hostilidad con los rugosos acantilados de «Papillón»– y repasa el vía crucis de sus jóvenes internos ofreciendo un catálogo de atrocidades.
Es mérito de Marius Holst acercarse a tan previsible materia prima desde una elegante puesta en escena, que utiliza el «basado en hechos reales» sin que eso afecte a la tensión narrativa. Situada en el reformatorio de la isla de Bastoy, la película avanza logrando que, por tópico que resulte, cada decisión de los personajes adquiera una entidad dramática que implique al espectador. Cuando la rebelión estalla, los dos héroes han aprendido el uno del otro, y su relación se dirime en un bloque de hielo a punto de resquebrajarse en la escena más emocionante del filme. Para entonces Holst ha sabido aprovecharse de la tradición del género y la ha reconducido para retratar una amistad bajo las inclemencias del destino.
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