El personaje de la semana: Felipe González

A bastantes las próximas elecciones les traen a la mente las de 1982 en las que corría un solo caballo. Entonces, como ahora, no se escrutaban los sondeos electorales porque un poderoso cuerpo de marea desplazaba la demoscopia: el cambio, la alternancia, el «así no podemos seguir» de Jordi Pujol, la necesidad imperiosa de hacer otras cosas con diferentes personas y distintos criterios. Hace casi 30 años, la UCD y Adolfo Suárez habían terminado su ciclo tal como hoy Zapatero y su extraño PSOE son un fin de raza. Felipe, con todas sus falencias, es un referente socialista, el abuelo cebolleta que no para de contar, el jarrón chino que nadie sabe dónde colocar. Hagan memoria y no encontrarán en 8 años una cita de Zapatero a Felipe González, ni buena ni perversa. ZP ha dibujado una elipse que une la muerte de Franco con su llegada al poder, obviando la transición política y el icono felipista. El gatazo tontiastuto que dibujaba Rafael Sánchez Ferlosio despierta y se resarce: no le gusta este PSOE y le recuerda a ZP que la grieta europea es un abismo. Seguirá hablando y, cuando lo hace, no se oye a Rubalcaba.