Festivales de Música
Estalla la guerra del Madrid Arena
El Ayuntamiento denunciará al promotor de la fiesta por «mentir» en el aforo «sobrepasado». La empresa responsabiliza al consistorio de las consecuencias del botellón y de la seguridad del recinto
MADRID-Y al séptimo día estalló la guerra. Ya ha pasado una semana desde que se produjo la tragedia del Madrid Arena, en la que murieron cuatro jóvenes y una quedó en estado crítico, y ha comenzado toda una batalla de comunicados oficiales. Las diligencias policiales practicadas por el Grupo V de Homicidios y la Policía Científica están siendo analizadas por el juez instructor del caso, el titular del juzgado 51, pero aún no ha comenzado a tomar declaración a testigos ni se ha ordenado la detención o imputación de nadie.
Del atestado policial, se desprende un dato evidente: el aforo estaba «sobradamente sobrepasado». Sin embargo, los puntos más comprometedores de la investigación centraron ayer la «guerra de versiones». La Policía ha puesto en conocimiento del juez que en un momento de la noche, en el interior del recinto, había gente sin entrada que había accedido al pabellón tras saltar en masa los tornos justo antes de la actuación de Steve Aoki. Tras la evidencia avalada por la Policía, el Ayuntamiento de Madrid anunció ayer que denunciará a la empresa organizadora del evento (Diviertt) por «mentir» sobre el aforo.
En el documento entregado por la empresa de Miguel Ángel Flores para obtener los permisos pertinentes para la organización de la fiesta de Halloween, la sociedad informó al ayuntamiento de que acudirían «7.000 personas aproximadamente» aunque el vicealcalde, Miguel Ángel Villanueva, explicó el mismo día de la tragedia que se habían vendido 9.650 entradas. Aunque superaban a las previstas, quedaban por debajo del aforo permitido en el Arena (10.600 personas).
Pero la Policía ha constatado que fueron muchas más, sin concretar cifras. En este sentido, Diviertt se excusa alegando que «la empresa estableció los mecanismos de venta habituales en el sector». Respecto a las irregularidades en la reventa de entradas o de gente que accedió sin ella, la empresa de Flores sólo dijo ayer que «están realizando las debidas comprobaciones» a modo de evasiva para evitar asumir responsabilidades en las circunstancias más polémicas.
Pero el aforo no es la única batalla: la responsabilidad de la seguridad del recinto es otra de las polémicas entre Diviertt, el consistorio madrileño y Seguriber, la empresa que Madrid Espacios y Congresos tiene contratada para vigilar los recintos de la Casa de Campo. Para empezar, Diviertt considera que la seguridad integral del recinto corresponde a Seguriber, tanto en los accesos como en el interior, y que los promotores del evento no tenían autoridad alguna sobre los mismos pese a verse obligados a contratarlos como requisito para organizar la fiesta.
Al respecto, Seguriber insistió en que no fueron contratados por Diviertt para el evento y el control de acceso y que su única responsabilidad era la seguridad del exterior y requisa, es decir, revisar que los asistentes accedieran por las puertas de acceso designadas por la organización y la requisa de materiales no autorizados «sólo en las puertas que nos habían señalado desde la empresa organizadora».
Diviertt también acusa a la Policía Municipal de Madrid, como responsable de garantizar el orden público en los aledaños del recinto, de no proveer el suficiente número de agentes para controlar el botellón multitudinario que se produjo en el exterior. En cambio, el delegado de Seguridad, Antonio de Guindos, explicó que se había activado el nivel máximo de seguridad desde el momento en que se supo que la afluencia de público sería superior a las 5.000 personas.
Un viejo conocido de la noche
La avalancha mortal en el Madrid Arena no es la primera vez que une el nombre de Miguel Ángel Flores con la polémica. El máximo responsable de la empresa Diviertt es un conocido empresario de la noche madrileña. Licenciado en Dirección y Administración de Empresas, ha organizado en los últimos 15 años centenares de eventos. Su gran éxito fue la sala Macumba, con la que amasó importantes cantidades de dinero. Es propietario de un buen número de discotecas y en 2010 reabrió Alcalá 20, en la que en 1983 murieron 20 personas. Tiene abiertos 236 expedientes por impago de impuestos a la Agencia Tributaria y a la Seguridad Social. Ayer, a través de un comunicado, trató de lavar su imagen subrayando que es Medalla al Mérito Profesional.
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