Música
El futuro de EMI otra vez en juego
EMI ha pasado los últimos años por numerosas manos envuelta en infinidad de especulaciones, despidos y polémicas e inmersa en una crisis que comenzó hace más de quince años y que no ha hecho otra cosa que empeorar desde entonces.
Quizá las razones que llevaron a esa debacle de deudas imposibles que ascienden a más de 1.200 millones de euros fueron que sus jefes perdieron el respeto a sus clientes. Sea como fuere, en 2007, un atrevido inversor británico, Guy Hands, propietario del fondo de inversión Terra Firma, decidió dedicarse al negocio de la música popular y compró EMI por una cantidad desorbitada.
4.700 millones
Ya tenía deudas, pero el catálogo de la compañía siempre ha sido uno de los más grandes tesoros de la industria musical, y si Hands lo consideró oportuno, debía valer la cifra de 4.700 millones de euros que desembolsó por él. Eran tiempos de burbujas y sueños rotos que obligaron a que el pasado mes de febrero el banco americano Citygroup tomase las riendas de EMI. Artistas como Rolling Stones o Radiohead le deben su huida de EMI a Hands, un exquisito hombre de negocios que también opera en España.
Ahora, Citygroup se ha dado cuenta de que tampoco sabe gestionar ese tipo de negocios y ha puesto otra vez precio a la firma, que podría incluso dividir para venderla «a trozos». Algo injusto, pues EMI ha recuperado la calle y su esencia, perdida por culpa de los discos-beneficio y ciertas operaciones de despacho. Ahora rondan a EMI su eterna rival, Warner Music, con su dueño, Len Blavatnick, a la cabeza, y Sony. Otra opción podría ser su salida a Bolsa; un grupo de inversores británicos podría estar considerando hacerse con la emblemática disquera para preservarla sin fracturas. Lo cierto es que EMI merece salvarse.
La casa ha vuelto a obtener resultados positivos porque vuelve a pensar en el consumidor y a buscar auténticos artistas, decisiones que el público ha agradecido. La receta del éxito no sólo está en el genio del marketing Andria Vidler y su concepto de entender que un A&R aporta más que cualquiera en la dirección de una discográfica. Así lo ha demostrado junto con Miles Leonard, actual copresidente de Parlophone y Virgin. Hoy se venden menos discos pero también hay menos conciertos. Este último año los artistas han visto sus galas reducidas considerablemente a causa de la crisis.
Montwon primero
Muchos grupos y solistas vuelven a entender que las compañías son necesarias y que deben formar con ellas un equipo unido por un objetivo común: contentar al seguidor. Era lógico y necesario volver a la demanda de la calle y olvidar a los cantantes de medio pelo. Puede que haya tenido que producirse esta sangría para abrir los ojos de quien están ahora en la trinchera de esa industria malgastada. Todavía es pronto para vaticinar el final de esta negociación. Entre otras opciones se está barajando vender el catálogo de Motown para así seguir liquidando la deuda. En esta nueva era digital de productos multimedia y de formatos aún por descubrir, EMI ha conseguido reencontrarse con sus artistas y con sus consumidores. Un primer paso para poder rectificar.
Su catálogo, un tesoro despedazado
EMI ha sufrido bajas importantes en los últimos años además de los Rolling Stones o Pink Floyd, Paul McCartney decidió hace más de un año otorgar los derechos de distribución del catálogo de cerca de 50 álbumes que ha grabado desde la separación de The Beatles a la discográfica independiente Concord Music Group. EMI, sin embargo, mantiene el derecho de distribución a largo plazo de la música de The Beatles bajo licencia de la compañía de medios Apple Corps Ltd. Además, han formado parte de su repertorio otros clásicos como Nat King Cole, Edith Piaf, Los Beach Boys, Duran Duran, Queen, Deep Purple, Iron Maiden, Pet Shop Boys... En España lanzó al Duo Dinámico y posteriormente cobijó a grupos y solistas de la talla de Amaral, Camela, Dover, Bebe, Enrique Bunbury y Luz Casal.
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