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Sapere saude por Antonio Parra

La Razón
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Atrévete a saber» (Sapere saude) es la divisa ilustrada, kantiana, por excelencia, que equivale también a un «atrévete a pensar», es decir, a utilizar tu propia razón para guiarte en la vida, hacia ti mismo y en relación a los demás. En resumen; superar la «vergonzante» minoría de edad en la que el hombre, según Kant, había vivido hasta entonces. Es el legado de un siglo XVIII que, pese a sus sombras, inauguró la Modernidad con mayúsculas, y que aún no ha concluido. Como aseguraba Borges en la introducción a la edición italiana de L'Encyclopédie: «La guerra no ha terminado».

En respuesta al pensamiento lábil que entonces reimponía en Europa, aseguraba Habermas en su El discurso filosófico de la modernidad que no cabía excluir la sospecha de que "el pensamiento postmoderno, el neoconservadurismo o el anarquismo de inspiración estética, en nombre de una despedida de la Modernidad, no estén intentando sino una de las tradicionales rebeliones contra ella». Pese a que no siempre estoy de acuerdo con el liberalismo neoilustrado de Habermas, es más que evidente que en estas palabras aquí citadas está cargado de razón.
Pero no es mi intención reanudar esa discusión, sino subrayar la necesidad de no vivir en permanente minoría de edad, es decir, de no suspender el pensamiento propio y de no caer bajo esa infancia que supone guiarse sólo por eslóganes de trinchera. Por desgracia, en los últimos años, en España, mediática, política y socialmente se ha impuesto el doble pensamiento único (disculpen el oxímoron), arrastrando a la fuerza a todo el mundo a refugiarse en una u otra trinchera, sin dejar resquicio para el matiz, para una idea propia, para la discusión racional, para el debate inteligente y pacífico. Ahora que el PP ha ganado con claridad tal vez Rajoy, personaje que me parece centrado y moderado, pueda distanciarse de su rama más radical y de sacristía y propiciar la vuelta del sentido común. Esto vale también, claro, para los socialistas, pero estos, de momento, bastante tienen con cruzar el desierto, que bien ganado se lo tienen.