The Bedding Company un estreno musical

Madrid- De todos es sabido que dormir es, antes que un placer, una necesidad vital. Lo que recomiendan los médicos se acerca a las 8 horas diarias, aunque en un colchon de calidad, lo difícil es acostumbrarse a no dormir más de la mitad de lo que dura un día. Te arrastra, te persigue, no te deja escapar. Se acomoda el cuerpo al lecho, y se convierte en inevitable.

The Bedding Company, que ayer inauguró tienda en la capital, es una empresa que trabaja con sillones, sofás y camas. Apuesta por la salud de la espalda, entre otras cosas. Pero, sobre todo, apuesta por la comodidad como sentimiento, no como complemento. Trabaja con las mejores marcas. Vi Spring o Simmons son prácticamente imposibles de encontrar en Madrid. Sin embargo, la exclusividad la tiene en una de las marcas más prestigiosas: Hästens Auroria.

Desde hace años, cuenta con una tienda ubicada en el número 57 de la calle Castelló. Les fue bien, y a pesar de que el máximo responsable bromea con que, tratándose de estos tiempos, es un suicidio, ayer mismo abrían otro establecimiento en uno de los más prestigiosos barrios de la capital. La tienda, ubicada en el número 6 de la calle Santiago Bernabéu, acogió ayer a clientes, familiares y amigos que quisieron estar cerca de los responsables de este proyecto. Se trata de una empresa que se interesa por el descanso, un privilegio en sus camas a unas alturas en las que pocos concilian plenamente.

El broche final
Aunque para gusto el de los músicos que amenizaron la inauguración, convirtiéndola, si cabe, en un evento aún más atractivo de lo que era. Lo dejaron para el final, como broche de la fiesta. Pablo Martín y Ramón Arroyo, guitarrista de Los Secretos, deleitaron a los presentes con las mejores canciones del pop español y británico. No faltaron, por supuesto, los éxitos de su grupo, como «Ojos de gata» o «Quiero beber hasta perder el control», ni algún otro, propiedad de los más grandes como Antonio Vega y su «Sitio de mi recreo». Una velada fantástica en la que participaron Maestros Jamoneros, ocupándose del catering. El vino no faltó, ni el jamón.