Congreso Extraordinario del PSOE
Bono redivivo
Por razones «personales» Bono abandonó el Gobierno, alejándose de Zapatero en la semana en la que se aprobó el Estatuto de Cataluña, aunque esa lejanía no fue tan distante como para no volver a la política de la mano del mismísimo Zapatero, quien decidió sentarle en la poltrona del Congreso de los Diputados. Así fue siempre: Suárez mandó al crítico Landelino Lavilla a la presidencia del Congreso, como González lo hizo con el no menos crítico Peces-Barba, Aznar con el otrora antagonista Trillo y luego Zapatero con su contrincante Bono. Una manera de cerrarles la boca en política, a cuenta de su alto rango institucional. Y así fue como Trillo quedó para ripios verbeneros con los periodistas y Bono para paseos por Guinea.
Pero, atendiendo a la famosa frase «a los hombres se les puede dividir en dos categorías: los que hablan para decir algo, y los que dicen algo por hablar», podríamos concluir que no ha habido presidente del Congreso que de la primera categoría no haya saltado a la segunda con la única intención de soltarse la mordaza. Y este es el caso de nuestro protagonista de hoy. El señor Bono, tan activo en el pasado, necesita de vez en cuando, una foto, una frase, un titular, un viaje, un periodista, un chascarrillo, un discurso, un saludo, un encuentro, una conversación... algo que llevarse al portarretratos. Por eso, quien quiera ver en la reunión del miércoles con Zapatero una conversación pautada sobre la sucesión, se equivoca. Y se equivoca quien quiera ver una conspiración organizada contra el ausente delfín Rubalcaba. La conversación entre Bono y Zapatero pudo ser así:
- Presidente, tengo que explicarte el viaje a Guinea que tanto ha molestado a Trini, y además deberías conocer lo que el Congreso está organizando a cuenta del XXX aniversario del 23-F.
- Pues vamos a ello.
Y allí Bono se deshizo en explicaciones. Y de paso hablaron de cómo estás tras el divorcio, Pepe, de la deslealtad de Rajoy, del acoso de los populares a Rubalcaba, de lo áspero que es controlar una sesión de control, del Faisán, de los Eres, de Chaves, del calendario legislativo, de Durán, del PNV.
- Pero, ¿que hay de lo tuyo, Presidente?.
- ¿Que es lo mío, Pepe?
- Pues, eso, que cuando sabremos algo...
- Pepe, de esto ya he dicho que no hablo. Lo diré en su momento.
O sea, nada de nada. No hablaron «de lo que ustedes se imaginan» porque Zapatero no está por la labor de charlar sobre la sucesión y Bono es lo suficientemente ladino para no hablar de lo suyo, o sea, sus aspiraciones en unas hipotéticas primarias. Eso sí, el pícaro comentario de Bono tras el encuentro ha hecho correr esta semana ríos de tinta.
El pasatiempo se llama «Bono en el juego de la oca»: del miércoles pasado nuestro protagonista saltará al miércoles próximo, donde las portadas serán el 23-F. Si no está en la sucesión, desde luego sigue aspirando a ello.
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