Palma de Mallorca
Atender un ictus en tiempo récord
Especialistas de ocho regiones europeas debaten en Sitges sobre cómo prevenir el infarto cerebral y paliar sus consecuencias
Llegar a tiempo y evitar las terribles secuelas del ictus son metas que se marcan los responsables de los programa de atención sanitaria. Las cifras son alarmantes: en España hay hasta 120.000 nuevos casos cada año, según la Federación Española de Ictus, y de ellas, unas 80.000 fallecen o quedan discapacitadas.
Sin embargo, los especialistas encuentran el primer escollo en el paciente, ya que a pesar de sufrir los síntomas, en su mayoría inespecíficos, carece de la información necesaria para saber qué le ocurre. «No sabe que el hormigueo del brazo, su boca torcida, la paralización facial... que todo ello se debe a un infarto cerebral y acude tarde en busca de ayuda médica», subraya Miquel Gallofré, director del Plan Director Enfermedad Vascular Cerebral de Cataluña.
El siguiente paso, una vez que el paciente llega al hospital, ¿qué tratamientos recibe? ¿Qué se hace con él? Preguntas como éstas, fueron abordadas por un grupo de expertos en el encuentro «Ictus con planificación versus Ictus sin planificación», celebrado recientemente en Sitges. Ocho regiones del sur de Europa dieron a conocer cómo se lleva a cabo la atención de los casos agudos y qué deberían hacer para mejorar la situación. De hecho, una de las batallas de este tipo es conseguir protocolos de actuación homogéneos y poder realizarlos.
Atención inmediata
Así, el riesgo de que un paciente muera o tenga que vivir con las secuelas depende de cómo se le atienda en las primeras horas tras el accidente vascular, además de una posterior e inmediata rehabilitación. «Lo importante es identificar al paciente tratable, es decir, a las personas que en las primeras horas del accidente vascular es susceptible de ser sometido a una trombólisis y así evitar nuevos ictus en el futuro», manifiesta Marisa Sacchetti, neuróloga de la Universidad de Roma, en Italia. «Esto es clave en tiempo de crisis, donde una actuación a tiempo reduce la inversión futura en rehabilitación», añade Sacchetti.
Tener un registro con datos que refleje la realidad de un área, resulta fundamental para abordar esta patología. El diseño de modelos de atención paciente también sirve para saber cómo actuar y quién debe intervenir en cada momento. El ejemplo de la región italiana de Lombardía contiene en esencia todos los requisitos que marcan las guías de actuación Spread de la Sociedad Europea de Cardiología. Pese a ello, en la práctica no resulta fácil llevar a cabo las directrices, «porque el día a día de la práctica clínica es complicado», apunta Giancarlo Fontana de la Dirección Sanitaria de esta región italiana.
Cuando los recursos humanos flaquean, se echa mano de las nuevas tecnologías. La telemedicina es una herramienta muy útil en el archipiélago balear. Así, desde su experiencia como neuróloga, Carmen Jiménez, del Hospital Son Dureta de Palma de Mallorca, explica que emplean esta herramienta para hacer frente a los casos de Menorca e Ibiza, cuando a sus hospitales llegan pacientes que precisan de una intervención urgente.
En España, al igual que sus vecinos europeos, Italia y Portugal, parece que poco a poco se dan pequeños pasos en pro de conseguir una mejor atención de los pacientes que sufren un ictus. De estas cuatro, la más avanzada es Cataluña, en ella en los últimos cinco años se han llevado cambios significativos gracias al programa «Código ictus».
En el mismo se establecen una serie de medidas y vías de actuación para que un paciente con infarto cerebral llegue al centro correcto. Y, ¿cuál es el mejor? No se trata de una cuestión de preparación y dotación superior de ingeniería médica, sino de poder remitirlo al centro que se halle más próximo y en el que haya un equipo de multidisciplinar de especialistas (neurólogos, cardiólogos...) que puedan enfrentarse al problema en la mejores condiciones.
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