Rodaje

Embarcados en la televisión

Embarcan con los ojos tapados en una nave que los llevará a un rumbo que desconocen. Escasez de comida y de agua tanto para alimentarse como para el aseo personal, condiciones climatológicas adversas, convivencia en un espacio del que no podrán huir tan facilmente...Toda una aventura que comienza en la parrilla de Antena 3 el próximo martes.

Dos de los concursantes, en un momento de la navegación
Dos de los concursantes, en un momento de la navegaciónlarazon

Este concurso de aventuras busca su hueco en las noches de verano para que a los espectadores disfruten y sufran con las experiencias de los participantes. Los 14 intrépidos concursantes tendrán que hacer un curso intensivo de navegación para poder manejarse a bordo del barco. Porque si en algo se distingue este concurso de aventuras, como les gusta denominarlo a sus creadores, es que todo lo que pasa a lo largo de los 30 días que dura la aventura es real. «Es un viaje de verdad, no un paseo al lado de la costa», explica Antonio Arráez, productor ejecutivo del programa. «Las travesías eran de 30 horas y hemos desembarcado en playas deshabitadas». Con los víveres y el agua racionados, «no sólo para los concursantes sino también para el equipo técnico», aclara Arráez, el concurso se ha grabado a bordo del buque Cervantes Saavedra, la misma embarcación que se utiliza para la serie «El Barco», también de Globomedia. Con zonas acotadas para no entorpecer la grabación, la producción se antojaba complicada no sólo por lo angosto del escenario sino porque todos, concursantes y equipo técnico, han dejado casi vacío el botiquín antimareos. «Ha sido muy duro. Entre otras situaciones complicadas pasamos por la pérdida del conocimiento de una de las concursantes y jornadas en las que nos hemos refugiado en una isla porque no podíamos continuar debido al temporal», asegura Arráez. Treinta personas que componen el equipo de producción grababan el día a día de la convivencia en el barco con un resultado muy real, diferente al de otros «realitys» en el que se nota que están preparados algunos de los momentos que se plasman.
Como todo concurso que se precie, «El barco: rumbo a lo desconocido» también cuenta con pruebas que medirán las fuerzas de los participantes que en principio estará divididos en dos equipos y luego concursarán individualmente. Las pruebas a las que tendrán que enfrentarse se basarán en los conocimientos que han adquirido los participantes en las clases de náuticas que les ofrecerán los miembros de la tripulación: un instructor de navegación, el primer oficial del buque Cervantes Saavedra en la vida real y también en el concurso y una instructora de buceo y de todas las actividades acuáticas que se llevarán a cabo en la nave. Profesionales que además de dar clases actuarán de improvisados presentadores del concurso «para darle autenticidad a la aventura», señala el productor ejecutivo de «El barco: rumbo a lo desconocido».

Un sueño como premio
El premio es otra de las novedades de este formato. Otra de las cosas que los concursantes desconocen antes de embarcarse en esta aventura y que, lejos de ser una recompensa económica, está relacionado con un sueño que ellos escriben en un papel cuando suben al barco. Pese a que la experiencia ha sido muy dura y ha habido algún conato de abandono entre los participantes Arráez reconoce que «el mar es muy agradecido y nos ha dado algunas imágenes de atardeceres que han merecido la pena».

Una aventura para madurar
Uno de los retos de Globomedia era encontrar concursantes que quisieran vivir una experiencia y no sólo salir en televisión. Para ello buscaron a candidatos que estuvieran viviendo un momento decisivo en sus vidas y que quisieran, a través de esta aventura, madurar las decisiones a las que se tienen que enfrentar. «Hay un ingeniero agobiado con su ritmo de vida, una chica que se plantea volver a estudiar o un joven que está a punto de casarse. Todos ellos vivirán el viaje real y el personal en el que el mar les enseñará a reflexionar», explica Arráez.

Una serie hecha realidad
Pese a que pueda parecer lo contrario, la idea de «hacer un programa en un barco» era algo que los responsables de Globomedia llevaban varios años madurando. A raíz del éxito de la serie surgió la idea de este concurso para aprovechar la marca de la ficción que ha sido una de las producciones revelación de la temporada, con una media de cuatro millones de espectadores. Blanca Suárez y Mario Casas (en la foto) han sido una de las parejas más seguidas por los miles de fans de la serie que ya prepara nueva temporada con la incorporación, entre otras caras, de Belén Rueda en el papel de una náufraga. «Queríamos darle parte del misterio que tiene la serie y por eso no se conoce cuál es océano o mar en el que transcurre el concurso», matiza Arráez, que define esta creación de Globomedia como un producto totalmente exportable porque es «muy creativo y si funciona bien no me importaría que tuviera una nueva edición».