Manhattan
«La Tormenta Perfecta no fue tan mala»
«No es tan malo como dijeron. Las calles están inundadas pero no tanto como pensé», decía John Harris, uno de los vecinos que decidió desafiar la orden de evacuación y se quedó en su casa de Rockaways, la península al suroeste de Brooklyn que, se suponía, podía sufrir el más devastador impacto del «Irene». Sin embargo, no fue así. Y eso que la fuerte tormenta forzó el cierre de tres puentes que conectan esta península con el resto de la Gran Manzana, dejándola prácticamente aislada durante bastantes horas.
«Es como en esa película, "La tormenta perfecta", el agua sube por todas partes y el viento sopla sin parar», decía un divertido Jill Rubenstein desde su apartamento, un tercer piso, en City Island, una de las zonas donde también se había ordenado la evacuación, aunque él no había hecho, obviamente, mucho caso.
En Astoria, Queens, cerca de una docena de personas desafíaban ayer a la tormenta, que no el huracán previsto, en los muelles desde los que se divisa la isla de Manhattan. Algunos de ellos, incluso, se dedicaban a tomar fotografías de un parque de juegos parcialmente inundado.
En la playa sur de Long Island, Jim Nolan, un arquitecto de 55 años, trataba de evaluar los daños que se podían haber producido en el área. Pero los árboles caídos y las inundaciones evitaron que pudiera ir demasiado lejos. «Ha sido tan malo como esperaba», decía. A pesar de su involuntario encierro, pasó una noche muy ajetreada tratando de salvar su barco, cuyas amarras saltaron durante la noche debido al fuerte oleaje. Nolan se lo tomó con cierta calma y buen humor: «No hacía frío, así que me puse el bañador y salí a arreglarlo con mi hijo».
Después de tres días de predicciones meteorológicas catastrofistas, la gran pregunta que ayer se hacían los neoyorquinos era si el transporte público de la ciudad, autobuses y metro, volvería a funcionar el lunes a primera hora, tras permanecer inactivos desde el sábado por la noche. En esta ciudad, la hora punta del lunes por la mañana podría ser mucho más terrorífica que «Irene» si el transporte público no funciona a pleno rendimiento. Pasada la tormenta, vuelta a la vida cotidiana.
Con nombre de mujer
Ésta es la primera vez que Nueva York es impactada por un sistema tropical desde 1985, cuando el «Gloria» aterrizó como un ciclón categoría 2 en la escala Saffir-Simpson, de un máximo de cinco. El huracán «Donna», de categoría 4, en 1960, ocasionó «las marejadas más altas y las inundaciones más graves desde que se lleva el registro».
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