Galicia

Mariscos de la lonja al plato

Alfredo Criado regenta la marisquería que fundó su abuelo hace más de 50 años en Madrid. Bajo la premisa de excelente calidad y mejor precio, el restaurante G. F. Criado es parada obligatoria. 

Mariscos de la lonja al plato
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A pesar de algunas creencias muy arraigadas, comer marisco en Madrid no tiene por qué ser muy caro. Hay de todo, pero si buscamos bien, podemos sorprendernos gratamente y darnos un homenaje culinario al precio justo. Sin renunciar ni un ápice a la calidad propia del marisco recién llegado de la lonja, el restaurante G. F. Criado lleva más de 50 años agasajando al comensal.

Al cruzar la puerta nos encontramos a Alfredo Criado sentado en una mesa, tal y como hacía de niño, cuando regresaba del colegio y hacía sus deberes. Ahora, décadas después, con la sabiduría adquirida después de toda una vida observando a su padre regentar el local, da la bienvenida al cliente con la naturalidad propia de quien invita a alguien a comer en su casa. Es precisamente el trato cercano y tan familiar lo que hace de este restaurante uno de esos lugares a los que apetece regresar asiduamente.

El marisco es el plato fuerte de la carta, pero aquí hay opciones para todos los gustos. Para abrir boca, merece la pena optar por el pulpo a la gallega, la ensaladilla rusa de la casa o las habitas tiernas con jamón y huevo. Tras picar algo, es el turno de darse un atracón del mejor marisco: desde langostinos de Sanlúcar hasta percebes de Galicia, pasando por ostras de Arcade, centollo o cigalas. La lista de opciones resulta de lo más apetecible y se lo pone muy difícil a los indecisos. Sin embargo, hay una fácil solución: escoger un menú. Por 45 euros por persona, IVA incluido, pero sin bebida, cuatro comensales pueden degustar una mariscada para dos personas, un cuarto de gambas blancas a la plancha, pimientos del padrón y pulpo a la gallega, además de elegir entre ocho segundos y un postre al centro.

A la hora de escoger el postre hay que dejarse aconsejar. Probablemente Alfredo nos recomiende probar el hojaldre de la casa, un postre muy sencillo a simple vista pero que fue Premio Nacional de Pastelería en la época de su abuelo, pues está hecho a base de trucha. Aunque pueda sonar poco apetecible, el fin de fiesta resulta delicioso, más aún si lo acompañamos de un licor de hierbas casero.