Alicante
Mujeres invictas
Pues sí, era cierto, los españoles estaban muy indignados, como decían los chicos de Sol. Incluso estaban hartos, enojados y enfurecidos, pero no con el PP, sino sólo con el PSOE. De otra forma no se explicaría que casi todos los gobernantes populares hayan revalidado sus victorias y que, por el contrario, los socialistas hayan sido barridos sin misericordia, con la contundencia de quien ha perdido la paciencia y da un portazo. En la barrida del domingo, en ese masivo «hasta aquí hemos llegado», hay algo más que un simple movimiento pendular o un reajuste de mayorías. Late un impulso catártico de superar los malos sueños o, tal vez, de expiar el sentimiento de culpa con que los trenes desventrados de Atocha contaminaron el voto de 2004. Sea como fuere, entre las pavesas del incendio electoral relumbra un puñado de certezas que, con tozudez científica, desmontan la cháchara de una izquierda cuya última contribución intelectual a la ciencia política es el arte de montar tiendas de campaña sobre asfalto. Brilla con especial insolencia el avance arrollador de las mujeres del centroderecha, que dejan a sus congéneres del PSOE enganchadas en la cremallera de las paridades. Al menos una decena de ellas han arrojado del poder a provectos varones socialistas. Otras, con muchos trienios de mando en plaza, han defendido la posición con más gallardía que sus oponentes masculinos. Ahí está, incólume, la lideresa Esperanza Aguirre, que luce porte de cazador de jabalíes. Pero también sobresalen Rita Barberá, Teófila Martínez y Esperanza Rudi, que si mandan más que en casa no es gracias a las cuotas ni a la paridad obligatoria, sino al talento y la eficacia. A estas veteranas de cien guerras se les sumó el domingo media docena de invictas, que diría el «machacatus» Tomás Gómez, empezando por Dolores de Cospedal, heroína de un PP que ya ha alcanzado la cima del monte Nebo y divisa la tierra prometida; seguida por Mercedes Alonso (Elche) María José García Pelayo (Jerez), Ana Alós (Huesca), Carmen Moriyón (Gijón), Sonia Castedo (Alicante), Elena Nevado (Cáceres)... Gobernantas y alcaldesas que han ganado a pulso y por méritos propios, no beneficiarias del atajo feminista que encubre la mediocridad por decreto ley y del que son ejemplos inmarcesibles las malenis, bibianas y pajines.
✕
Accede a tu cuenta para comentar