Estados Unidos
La OTAN sigue sin Hollande
CHICAGO- Los líderes de la OTAN se reunieron ayer por la mañana para escribir el siguiente capítulo de la misión afgana con la transición al traspaso de responsabilidad a los afganos, el Afganistán de después de 2014. Y en ese escenario estará presente España. Así lo confirmó el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que afirmó que «nos vamos de Afganistán en el año 2014, pero queremos seguir contribuyendo como otros países [de la Alianza]», a lo que apostilló que «no está determinado el número de soldados que se quedarán». Fuentes militares recuerdan que la propuesta elevada al Ministerio de Defensa contemplaba 300 efectivos entre militares y guardias civiles. Si no concretó el número de los que se quedarán, sí fue más claro a la hora de confirmar también que España hará «una aportación económica razonable» al sostenimiento del Ejército afgano más allá de la fecha de retirada de la actual misión. La Alianza había pedido al Gobierno que aportara 30 millones de dólares anuales para este propósito, de los 4.100 previstos por Estados Unidos.
Por de pronto, Rajoy mantuvo su discurso respecto a los planes de retirada de la actual misión: «Entramos juntos y saldremos juntos», alineándose con una alianza a la que ha dado la espalda el nuevo presidente francés, François Hollande. El presidente galo tuvo uno de esos gestos que en diplomacia no sientan bien: llegó tarde a la sesión de ayer, tanto que no escuchó los discursos de Obama y Anders Fogh Rasmussen. Desde su delegación lo justifican con que tuvo antes dos reuniones bilaterales con el presidente de Polonia, Bronislaw Komorowski, y con el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon. Pero la única silla vacía era la suya. Hollande ya confirmó el domingo su intención de retirar las tropas galas antes del final de año, aunque con un matiz: dejará algunos efectivos para entrenamiento. El nuevo inquilino del Elíseo hace así oídos sordos al llamamiento de Obama a una retirada responsable y retirará gran parte de sus 3.279 soldados desplegados en el este afgano.
Pese a que Hollande vaya por libre, los planes de la OTAN siguen igual. El comunicado final de la cumbre dejaba claro que el proceso sigue como estaba, lo quiera Francia o lo matice una vez que el socialista ha llegado al poder. Así, los países de la OTAN confirmaron el paso, a mediados de 2013, a la última fase del proceso de transferencia de la seguridad en Afganistán a las autoridades del país, de manera que la misión de la fuerza internacional (ISAF) pueda concluir, como estaba previsto, el 31 de diciembre de 2014. En ese último tramo, las tropas internacionales no combatirán y se limitarán a entrenar y asesorar, lo que, como dijo el secretario general de la OTAN, no supone acelerar las fases, sino cumplir lo pactado.
Ese último paso de la transición tendrá su continuación a partir del 1 de enero de 2015. Los aliados pactaron ayer el lanzamiento de una nueva misión que sustituya a la actual, centrada en apoyar a las Fuerzas de Seguridad afganas y no en combatir, aunque lo que aporte cada país (incluida la posibilidad de efectivos de operaciones especiales) se desarrollará en los próximos meses. «Estamos dispuestos a liderar una nueva misión de formación, asesoramiento y asistencia», dijo el secretario general de la Alianza Atlántica. Es decir, el 31 de diciembre de 2014, los afganos controlarán la seguridad de todo su territorio y las tropas internacionales mutarán hacia ese ansiado segundo plano para dar apoyo con un contingente de una entidad mucho menor.
Ese final de las operaciones de combate se ve ya como un hito a celebrar. El presidente Barack Obama, que siempre ha evitado «clamar victoria» en la guerra de Afganistán, estos días en la cumbre de la OTAN en Chicago sí se ha acercado a declarar el fin del conflicto. «La guerra en Afganistán, como la entendemos, habrá terminado» en 2014, subrayó.
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