Barcelona
«Cataluña somos todos»
La misma ciudad, dos caras. Si el sábado las esteladas –la bandera independentista catalana– y las «senyeras» fueron las protagonistas en la marcha a favor del Estatut, ayer la furia roja fue líder indiscutible de la jornada. Unas 75.000 personas se agolparon en los aledaños de la Plaza España para vibrar con el partido más esperado de la historia.
Dos pantallas enormes, una bandera española gigante y una gran pancarta con el lema «Cataluña somos todos» atestiguaban el espíritu de unión que han traído los de Del Bosque. La marea roja que inundó el paseo de María Cristina se convirtió en una amalgama de idiomas y de nacionalidades que confluyeron unidas al grito «¡España, España!». Y como el juego empezó a decaer a partir del minuto 15, los espectadores españoles aprovecharon el escenario para hacer uso del segundo deporte nacional: el ligoteo. Carlos y Juan ofrecían ron y cigarrillos a Sara y Susan de California, mientras alardeaban de las bondades del país de Obama. Y el resto aprovechaba la ocasión para hacerse fotos entre el gentío.Ya en la segunda parte, la multitud vibró con los paradones de Casillas y el público no se cansó de animar a gritos, «¡España, España¡» y «¡A por ellos!» Más nerviosLas vuvuzelas seguían sonando a la espera de que se jugase la prorroga, mientras los nervios iban in crecendo. Los ánimos no se diluyeron en el tiempo extra, aunque las caras de desesperación empezaron a despuntar tras las ocasiones. Para aliviar el histerismo, la marea roja entonó el tan conocido «Yo soy español, español, español,...». Y por fin llegó el esperado gol. Bengalas, fuegos artificiales, petardos y risas, la euforia se desató en Barcelona, en Vitoria, en Baracaldo, en Ávila, en La Coruña... En toda España.
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