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«383000 dólares» por Fernando Chornet
Me contó mi amigo John que su abuela, Sara, allá por los años 50, consiguió su primer trabajo en un bufete de abogados de la ciudad de Nueva York. Tres días después de su incorporación, el viernes por la tarde, el socio principal estaba reunido con un cliente en su despacho.
Sara era la última secretaria que quedaba en el bufete y, cuando oyó que se marchaba el cliente, con prisa porque había quedado con su novio, preguntó al abogado si quería mandarle algo más antes de irse. El abogado le dijo «acabo de cerrar el mejor negocio de mi carrera, aquí, en este sobre, hay 383.000 dólares de los que una parte importante será para nuestro bufete. Llego tarde a una cita, por favor Sara, guarde el sobre y ya puede irse».
Mi abuela, continuó John, guardó el sobre, se despidió del contable, que era su jefe, y se marchó. La tragedia se produjo el lunes por la mañana. Habían entrado a robar y, tras reventar la caja fuerte, se lo habían llevado todo.
Los socios estaban destrozados por el robo, no solo de importantes documentos, sino de los 383.000 dólares. Sara con un hilo de voz musitó «el dinero no se lo han llevado» y cuando le preguntaron por qué, dijo: «guardé el sobre en el archivador grande, en la D de dólar y ahí está». Los socios, tras recuperar su dinero tomaron tres decisiones, reforzar las medidas de seguridad del bufete, premiar con 3.830 dólares a Sara por haber evitado el robo y… despedirla inmediatamente por incompetente, Claro que 3.830 dólares en los años 50, era mucho, mucho dinero.
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