Antequera
Oportunismo y torpeza
Está claro que Dolores Cospedal no se puso ayer el pañuelo palestino cuando criticó la simbólica compensación de mil ochocientos euros con la que la Junta de Andalucía pretende desagraviar a las mujeres republicanas que fueron vejadas durante los primeros años de la posguerra, hasta 1950. Una iniciativa ésta tan llena de oportunismo que el propio consejero de Gobernación y Justicia, Luis Pizarro, ha reconocido que serán pocas las que puedan acojerse a la medida pues, según sus propias palabras, «la mayoría ha muerto ya». No se busca pues hacerles justicia histórica –treinta años ha tenido el PSOE para ello– sino apuntarse un penúltimo tanto electoral aunque clamorosamente a destiempo.
Sin embargo, no sabemos qué es más grave, si el uso que del franquismo hace para consumo propio la Junta de Andalucía o las torpes palabras de Cospedal quien desde que hace años salió a marchas forzadas desde Jaén con destino Estados Unidos pareciera que ha olvidado todo el sentido y sensibilidad de lo que ciertas cuestiones representan para esta tierra.
Podía haberse callado, o posado de perfil, pero al haberse cebado en el señuelo tan hábilmente lanzado a las aguas populares por Pizarro, ahora Javier Arenas está obligado de nuevo a rectificar a su estado mayor. ¿Acaso desconoce Cospedal que Rajoy viaja cada quince días a Andalucía en mangas de camisa? ¿Cómo ella, mujer que presume de progresista, se mete en este fangal que puede salpicar hasta sus propias aspiraciones en Castilla La Mancha? ¿No se da cuenta que con su imprudencia hoy ya nadie habla de las veinte mil personas que su partido reunió el pasado domingo en Antequera?
Tal vez Cospedal, entre otros asuntos, no le perdone a Javier Arenas que Rajoy pensara en el andaluz antes que en ella para la Secretaría General. Pero cuando se ocupa un puesto de altura no se puede caer en las bajas pasiones. Ni tampoco hacer burdo seguidismo de las tertulias nocturnas de la TDT.
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