Delibes redivivo

Como es bien sabido, hay vida más allá de la generación Nocilla o de los relatos sobre la guerra civil española, y es muy posible que aún pueda darse una novelística de lo verosímil, bien templada, adicta al clásico arte de contar con sencillez una historia emocionante. Descripción físico-moral de personajes, significativos diálogos, un entorno decisivo y algún que otro dilema ético pueden caber todavía en una renovada ficción plenamente moderna, repleta de expectativas y posibilidades. Es el caso de «Baruc en el río», de Rubén Abella (Valladolid, 1967), de adecuada linealidad realista, aunque con trazos simbólicos.

En 1980 el adolescente Baruc se fuga de casa tras una fuerte discusión con su madre. Treinta años después asistimos al relato que su hermano menor hace de esa huida y de las consecuencias familiares que acarreará la ausencia. La acción avanza por un camino de tanteos sentimentales y búsquedas de la personalidad, sin olvidar una calculada dosis de intriga y un inesperado final que conviene silenciar.

Ésta es una novela iniciática, una crónica de la inmersión en la edad adulta, que recuerda a «El guardián entre el centeno» de Salinger» o «El camino» de Delibes. Abella domina el recurso literario de la estructura ausente y resulta más inquietante lo que el lector intuye que lo que le manifiesta declaradamente.