Nueva York
La fortuna del Rey por Alfonso Ussía
El Museo del Prado, por ejemplo, era la colección de arte privada de los Reyes de España
Todavía hoy, en los Estados Unidos de América, esa gran nación libre, patriota, poderosa, fundamental para el equilibrio del mundo e incultísima, se le ruega a un estudiante que señale el mapa de España y busca y rebusca por América del Sur. No se equivoca del todo, porque una buena parte de su nación, Florida y California preferentemente, México, Centroamérica y Sudamérica fueron España unos pocos siglos atrás. Pero incluso en Nueva York, que es la capital –junto a Londres–, del mundo, los hay que creen que los españoles somos mexicanos vestidos de toreros que nos pasamos la vida dando taconazos en los tablaos flamencos o galopando por Sierra Morena huyendo de los escuadrones de Napoleón.
En el periódico más tradicional y fuerte de Nueva York, el «The New York Times», que también acepta la publicidad indirecta de los «lobbys», se han publicado estos días dos noticias chocantes. Que si Cataluña consiguiera la independencia se convertiría en un Estado rico de Europa, y que la fortuna personal del Rey supera los 1.700 millones de euros. Noticias coincidentes que nos ayudan a sospechar de su veracidad y equilibrio.
No sabía que teníamos un Rey tan multimillonario. Tengo los testamentos de Alfonso XIII y de Don Juan De Borbón, y por sus páginas no se presienten tan alarmantes fortunas. Ignoro a quién ha entrevistado el merluzo de turno para atribuir al Rey tan impresionante riqueza. Me lo figuro como el Tío Gilito rodeado de montañas de monedas de oro. Después sí, porque uno es lento de nacimiento, he sabido qué propiedades se le presumen al Rey para alcanzar tan impresionante cifra, y ahí también se equivoca el NYT pero al revés. Se queda cortísimo y valora con muy escasa generosidad las joyas de nuestro Patrimonio Nacional.
Fernando VII, un mal Rey, y su hija, Isabel II, una Reina de difícil aprobación, cedieron la propiedad del Patrimonio Real a toda la nación, lo que no han hecho jamás los titulares de la Coronas británica y holandesa, por poner dos ejemplos civilizados. El Museo del Prado, por ejemplo, era la colección de arte privada de los Reyes de España. Eso, al menos, sí lo sabía el autor del infundio, porque no ha incluído en la fortuna del Rey a las Meninas de Velázquez. Pero no ha sido tan escrupuloso con otras propiedades que antaño fueron privativas de los Reyes y hogaño conforman el Patrimonio Nacional, propiedad de todos los españoles. Don Juan vendió por la misma cantidad que él había pagado a sus hermanos para obtener la propiedad completa, los palacios de La Magdalena y de Miramar. El primero, regalado por el pueblo de Santander y el segundo construido con el dinero de su abuela, la Reina Cristina.
Entonces, los del NYT, tan avispados, han enriquecido al Rey con chalés como el Palacio de Aranjuez, de Riofrío, de la Granja de San Ildefonso y otros inmuebles de relevante valor artístico, histórico y económico. Y les ha salido la cifra de 1.700 millones de euros, que me parecen muy pocos. Lo mismo podrían haber escrito del Presidente de la República Francesa, señor Hollande, si incluyen entre sus bienes el Palacio de Versalles y el Museo del Louvre. La familia Bush es muy rica y tiene un rancho inmenso y productivo, pero si se les añade la propiedad del «Empire State» de Nueva York o las colecciones del MOMA, los Bush se lo agradecerían al NYT en el caso de que fuera cierto, que no lo es.
Mi escándalo y particular enfado no se sostienen en la fortuna atribuida al Rey por los «lobbys» que se mueven en las entrañas del NYT. Todo al revés. No puedo consentir que valoren en tan ridícula medida nuestros Palacios Reales. El de Madrid, al menos, no lo incluyen. También aciertan.
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