Judith Jáuregui: «El piano saca a relucir lo que eres»

–Premio por su primer disco: «Robert Schumann, el arte de lo pequeño». Así que el tamaño no importa...
–No. Importa la calidad.

–Decía Schumann: «Todo lo hermoso resulta difícil, y lo breve es lo más difícil».
–En la música, lo breve precisa de intensidad, y la intensidad es difícil de alcanzar en poco tiempo.

–Debutó como pianista a los 11 años. ¿Es peligroso ser una niña prodigio?
–Nunca me sentí tal. Mi entorno me hizo crecer con naturalidad; yo jugaba con el piano, tocar era jugar. Y lo tocaba desde los 5 años.

–Es una joven triunfadora. ¿Qué peligros ve?
–No hay peligros cuando se tiene la cabeza bien amueblada. Hago las cosas para mi propio disfrute. Nunca voy a creer que he llegado a nada.

–Eso dicen todas y luego...
–No será mi caso. Cuando crees que has llegado, te estancas. Eso es morir.

–La consideran la nueva cara del piano español. ¿No deberían decir las nuevas manos del piano español?
–Quizá sí, pero hoy en día la imagen vende mucho. Soy consciente de eso.

–Si fuera fea triunfaría mucho menos, ¿eh?
–Creo que triunfaría igual, siempre que mantuviera mi espíritu, mi alegría, mi cercanía, mi pasión.

–Su frase: «Me gustaría ponerle vaqueros a la música clásica». ¿Vaqueros Versace, vaqueros del 15-M...?
–Vaqueros del 15-M, pero no del 30-M. Creo que ese movimiento empezó bien y terminó mal.

–Dicen que tiene carisma y sensibilidad...
–Carisma es decir algo sin palabras. Lo digo. Y soy muy sensible: siento mucho, sufro mucho, gozo mucho. Sé llorar y reír a la vez.

–Un crítico escribe: «Tiene carácter, comprende la música que toca y se lanza a ello con pasión». ¿Qué es mentira de todo eso?
–Tengo carácter, tengo pasión, todo es cierto. En el piano no se puede mentir: descubre tus vicios y tus virtudes, saca a relucir lo que eres.

–¿Qué le gusta tocar?
–El agua, soy Piscis. Y la piel: soy cariñosa, me gusta achuchar a la gente.

–¿Y qué le gusta que le toquen?
–El corazón.

–Eso, más que amor, ya sería un trasplante...