España

Manga por hombro

La Razón
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Así está este país. Mientras Zapatero juega a las adivinanzas, y Rajoy espera a la puerta de su casa ver pasar el cadáver político de su enemigo, España está manga por hombro de la A a la Z, o como diría el eterno aspirante José Bono, de la A a la X. A pesar de las medidas tomadas por el Gobierno, valientes pero tardías, los mercados siguen sin fiarse de nuestra economía y la bolsa junto al resto de los indicadores se bambolean como una cáscara de nuez en mitad de la tempestad. Una tempestad que arrecia en todos los frentes y que espera la tregua navideña como los equipos mediocres a que el árbitro pite el final de la primera parte de un partido para tomar aire. Un aire que de nada le va a servir a un Gobierno descabezado, que navega al pairo de las especulaciones alimentadas por el propio presidente, que en la copa de Navidad de Moncloa cometió la insensatez de decir que ya ha tomado una decisión sobre su futuro político y que se lo ha comunicado a su mujer y a un destacado miembro de su partido. Con la caja de Pandora abierta por quien debería ser el más interesado en mantenerla cerrada bajo siete llaves, cualquier cosa es posible. A un año largo de las elecciones generales la incertidumbre es la única carta que tiene en su mano el gabinete que no puede disimular por más tiempo su falta de pulso para afrontar los problemas más urgentes que se ciernen sobre España. Así nos encontramos con asuntos de importancia que van a quedar aparcados en la cuneta. Uno de ellos es la ley que debería evitar que robar sea más fácil y más impune. No hablo de asaltar bancos, o de alunizar en concesionarios de coches o en joyerías. Me refiero a la protección de la propiedad intelectual que aquí es algo que se toma por el pito del sereno. Es inconcebible que para contentar a los internautas sin escrúpulos, los piratas de la red que se pasan por el arco del triunfo el trabajo y el esfuerzo de los demás, partidos con responsabilidad de gobierno o en tránsito de tenerlo prefieran el aplauso de quienes utilizan el ordenador como un arma de latrocinio masivo a poner las bases para que los creadores, los paridores de ideas, puedan trabajar sin la espada de Damocles de los ladrones impunes. En este indicador de lo manga por hombro que está nuestro país no se salva casi nadie. El Gobierno por su pacatería, el PP por su indecisión, y los nacionalistas por su maldita manía de medirlo todo en término de votos y apoyos mediáticos. La miopía que caracteriza a gran parte de la clase política les impide ver que el futuro productivo español pasa, inevitablemente, por el talento y la creación, y en lugar de sentar las bases para que esto sea posible con valentía, con altura de miras, se apuesta por el corto plazo y por evitar el ruido de quienes utilizan la red para pescar en caladeros ajenos. Y eso, en toda tierra de garbanzos salvo en la nuestra, es delinquir. Y los poderes públicos tienen la obligación de defender a la sociedad de los parásitos que viven de chuparle la sangre a quienes trabajan.